¡¡¡ EN FERROCARRIL TRANSIBERIANO !!!
*** Versos de la Rosa ***
*Máquina*
Resopla entre altos pinos de su tundra congelada
los dos helados raíles encantados se observaban,
al pasar el soplo duro de una máquina que brama
con los cálidos vapores del clamado de las flamas.
*Vagones*
Desde el cristal empañado de la ventanilla opaca
el pasajero al asomarse sólo verá nieves blancas,
apretada contra el tronco de los abetos campana
requiere a la nieve de la Taiga porque es hermosa.
*Máquina*
Enlazadas muchas ruedas con resoplo de vapores
esa blanca nieve se aparta empujada por los topes,
su monótono clamor de vapor que empuja al viento
encandila su hermosura de ese paisaje de ensueño.
*Vagones*
En literas del suspiro vagan sus Horas durmiendo
al viajero que entretiene tener su cuerpo despierto,
el tocino y la hogaza compensa bien al hambriento
el yantar reposa un alma de esos viajes sin tiempo.
*Máquina*
Las candilejas del fuego que se atiza en la caldera
restallan entre los leños que mojados se calientan,
sus grados de ebullición resoplando se embravece
cuando empuja los vagones entre los raíles inertes.
*Vagones*
Estas cuartetas poeta del tren que le gusta del frío
que saliendo de la Moscú se termina en el Pacifico,
con abetos de mil nieves son mil lobos del instinto
su tren del frÍo es aliado de la fuerza de un destino.
*Siberiano*
Tierra dura como una piedra partida por esa helada
donde el hielo se apodera de toda esa taiga blanca,
allí el lobo se nutre de la vida que vive en la Tundra
donde la naturaleza no tiene cobijo ni sentimientos.
*Vladivostok*
Término del viaje que franquea territorios inmensos
donde el frío se mece en la cuna de la grandiosidad,
donde puedes admirar sus olas del Océano Pacifico
después de atravesar esa bella Rusia desde Europa.
Autor:
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
13 de mayo año 2020
Comentario de autor:
El Ferrocarril Transiberiano, camina durante una larga semana entre los inmensos bosques de la Taiga para llegar desde Moscú a Vladivostok en un viaje que el hombre necesita hacer una vez en su vida.
En esos largos días de viaje, la placidez se apodera de la mente, entrando el alma de la hermosa blancura nevada, en el corazón de la felicidad.
Que más puede pedir lo humano para lavar sus errores y recibir a cambio una cura de humildad ante tanto sosiego.
Así lo piensa y así lo escribe.
El Hombre de la Rosa