Arrullo Otoñal
se anidó en mi pecho.
Recuerdos lejanos
surcaron mi tiempo:
antiguas ternuras
y mi loco anhelo,
¡pobre sueño vano!,
de un feliz encuentro,
sentirme en tus brazos. gozar de tus besos.
El otoño aviva
sutil sortilegio. Mas ya, dulce amor,
llegó nuestro invierno.
Murió tu osadía,
tu ruin devaneo,
y murió mi angustia,
mi miedo, mi anhelo,
mi antigua ternura…
¡cesó mi embeleso!.
Nací a la cordura
con el sol de invierno.
Mi hogar es mi mundo,
se cumplió mi sueño,
encontré la paz
en camino nuevo,
abrazo a la vida,
gozo de sosiego
me miro en los ojos
de mi nuevo cielo.
¡Se llenó de flores
mi jardín de invierno!.
María del Carmen Menéndez García
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