Los campos se llenaron
de trigo brillante y bueno,
pero también creció cizaña,
esparcida por el enemigo fiero.
Discordia sembró,
con odio y división la regó.
Los ángeles no podrán
sacarla hasta el final,
pues sus raíces entrelazadas están
en el mundo del trigal,
si se sacara daño hará,
al trigo precioso y bueno dañará.
Pacientemente esperamos Señor,
a que recojas tu cultivo,
nos apartes del enemigo
y nos lleves al cielo contigo.
Por Mery Bracho