Se fueron dibujando sus arrugas mientras crecía,
tomado de su mano,
las fantasías se desvanecieron como sombras en la oscuridad.
Los juegos se perdieron en el tiempo
y al finalizar allí estaba,
siempre estaba,
esperando por mí con los brazos
como puertas de iglesia para enseñarme
y mostrarme el camino a casa.
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