SUEÑO APASIONADO
Esa noche como todas ella me había leído,
había disfrutado gota a gota de la tinta
que derramaba mis versos apasionados,
sus dedos recorrían cada línea de los trazos
de su poema favorito, ese en el que llenaba
su piel de suspiros, de deseos incontenibles,
en el que era la musa, la más bella inspiración de su poeta.
Se quedó dormida, no se dio cuenta,
sus ojos se cerraron y en la magia
de los sueños, en el mundo de la imaginación,
de los pensamientos, me tenía a su lado,
así como quería, su ángel, su hombre,
para amarla al fin no solo en los versos
de una poesía, sino saciar el hambre
de su cuerpo sediento de amor, de ganas,
obsesionada en los placeres más intensos.
Los labios de su ángel escribían en su cuerpo
letras de fuego, comenzaban en su boca,
nadie la había besado así jamás,
en una manera maravillosa y sin darse cuenta
ella ya estaba totalmente desnuda sometida
en una entrega divina, única, sus latidos acelerados
hacían llover los rocíos de su cántaro,
estaba presa, seducida, mientras él bajaba,
subía, tenía el control o el descontrol de la situación.
Se adueñaba de sus estrellas, de los senderos
de su espalda, se quemaba en las brasas
de su vientre, sus dos manos, sus uñas
se sostenían como podían en su pecho,
la hacían temblar, era un paisaje increíble,
que invitaba a cabalgar, a recorrer las praderas
en esos movimientos continuos en busca
de la gloria, de la paz absoluta, de las ansías
de ser poseída, que solo la da un amor libre…
Claro que no quería despertar, era mejor soñar…
Vivir, volar.
Ángel de las letras-