Dijo una vez Meryl Streep:
“Envejecer no es para los débiles.
Un día despiertas y te das cuenta
de que la juventud quedó atrás,
pero con ella también
se van las inseguridades, las prisas,
la necesidad de complacer.
Aprendes a caminar más lento,
pero con más certeza.
A despedirte sin miedo,
a valorar a quien se queda.
Envejecer es soltar, es aceptar,
es descubrir que la belleza
nunca estuvo en la piel,
sino en la historia que llevamos dentro.”
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