Comer en las primeras horas de la jornada
no sólo beneficia nuestro organismo,
sino que es vital para mantener nuestra mente activa.
Numerosos estudios científicos demuestran, por ejemplo,
que los niños que van a la escuela sin desayunar
muestran una disminución de su capacidad física máxima,
resistencia al esfuerzo,
fuerza muscular, y
capacidad de concentración y aprendizaje.