Diagnóstico laborioso
El especialista encargado de estudiar y tratar el SAHS es el neumólogo. Los estudios para diagnosticar la enfermedad son laboriosos y es posible que, en la sanidad pública, el paciente tenga que aguardar meses tanto para el diagnóstico como para el tratamiento. Las unidades del sueño, donde se realizan estos estudios, han crecido notablemente en los últimos años, pero aún en un número insuficiente.
La apnea del sueño se valora mediante la poliosomnografía, técnica que permite hacer simultáneamente varios registros nocturnos de las ondas cerebrales, movimientos oculares y tono muscular, parámetros necesarios para saber en qué estado de sueño/vigilia se encuentra el paciente. Otras técnicas, como la poligrafía cardiorrespiratoria, permiten valorar la saturación de oxígeno, el flujo de aire por la nariz, el flujo oral o las alteraciones del ritmo cardiaco.
Tratamientos
Los tratamientos son los mismos para todos los tipos de apneas del sueño que, con independencia de su origen (central u obstructivo), tienen un pronóstico similar. Los principales tratamientos son:
Medidas higiénico-dietéticas:
La principal medida que se recomienda es perder peso. Cuando el paciente consigue reducir unos kilos se puede revertir el problema sin tener que aplicar otro tratamiento.
CPAP (Continuous Positive Airway Pressure, en sus siglas inglesas):
Es el tratamiento más común. Se trata de una mascarilla que se adapta a la nariz y que va unida a una turbina que genera una corriente de aire. Esta corriente aumenta la presión del aire en las vías aéreas e impide que se produzca una presión obstructiva. Si el problema no revierte, puede aconsejarse el uso de mascarilla de por vida para dormir. Aunque la mayoría de los afectados les beneficia enormemente, entre un 15% y un 20% de los pacientes no toleran este tratamiento.
Autopcap:
Dispositivo similar al anterior pero con un sensor que permite medir la presión aérea en cada momento, adaptándose a las necesidades de las distintas apneas que puedan producirse. Son sistemas muy caros, por lo que no están muy extendidos.
Cirugía:
Distintas soluciones quirúrgicas pueden ser una alternativa en pacientes que no responden a la CPAP y tampoco consiguen adelgazar. Entre ellas, destaca la uvulopalatofaringoplastia, una extirpación del paladar blando, la úvula y las amígdalas que puede practicarse mediante láser, radiofrecuencia o cirugía convencional.
Dispositivos de mandíbula y boca
El objetivo de estos dispositivos es adelantar la mandíbula y abrir el paso de la zona posterior (la faringe) para que pase el aire. Sin embargo, todavía no se ha trabajado mucho con ellos.
Traqueotomía:
Sólo se practica en situaciones extremas para facilitar la respiración.
Consejos para el paciente
Perder peso
No dormir boca arriba, mejor de lado o boca abajo
Evitar ver la televisión o escuchar la radio al acostarse
No tomar sedantes o tranquilizantes porque pueden favorecer la apnea del sueño
Abandonar el alcohol y el tabaco, que pueden agravarla
Extremar las precauciones durante la conducción y hacerlo sólo bajo tratamiento
Evitar la conducción con sueño, sin compañía, después de una comida abundante.