Una Mariposa en Tu Mano
El pájaro de la noche, con sus grandes alas,
vacía su canto en ti y acurruca sus plumas
en su vientre níveo, navegando entre nubes
melancólicas de algodón fingido y blanco.
¿Sueñas? O... ¿acaso presientes, intuyes
aquella tu vida de horizontes nítidos,
aquellos tus vastos campos sembrados,
aquella orilla impregnada de luz diáfana?
...Aquel día en que las mariposas se posaban
en tu hombro... en aquella oquedad espesa
de hojas verdes entrelazadas y el fragor diamantino
del río que nacía allí mismo... Vibrabas aquel día...
Belleza suprema manifiesta y sorprendente,
fantasía real... mil colores y destellos revoloteando
trémulos a tu alrededor, flamantes vidas diminutas,
transformadas, sublimadas... aleteando... danzando...
Los rayos de sol, hurgando entre las hojas,
rozaban los tonos vibrantes y aterciopelados
de sus hermosas alas, aprehendidas en tus retinas...
y una, atrevida, se paró y se posó... en tu mano.
Te quedaste paralizada, quieta, y, vehemente,
acallaste tu aliento. Fueron, de tu vida, instantes.
Y media vida de la vida de ella. La observaste
emocionada, turbada, agradecida, ¡maravillada!
Las voces de tus acompañantes se apagaron,
el tiempo se detuvo. Fue tu cómplice, tu aliado...
sólo ellas hablaban contigo y las ramas y sus hojas
y el río y el sol con su juego de luces y sombras...
prolongando tu éxtasis. Y apreciaste y supiste
cuánta belleza secreta existe en este mundo,
viviste su selecto atributo desde lo más profundo,
en un jardín excelso,en un paraíso oculto.
¿Cómo revelar lo que sentiste? ¿Cómo?
"¡Cuánto duele tanta belleza! -te decías-.
El tiempo pasará... pasarán las mariposas..."
Querías permanecer allí, eternamente...
El pájaro de la noche se aleja... silencioso...
Nada puede contra ese inmortal deleite,
contra esa esencia atesorada en tu alma,
contra esa visión de tu deseo ya cumplido.
Porque aquel día... quedó tu corazón prendido
en divina hermosura ¡la del país de las Hadas!