En el momento en que cambies la percepción que tienes de algo, en ese preciso instante, tu vida cambia.
Detente por un instante y piensa lo siguiente: “puedes elegir tus pensamientos, lo cual, demuestra que también puedes elegir como sentirte”. Si a algo que viene a tu mente le sigue un sentimiento de preocupación, frustración, ira, inseguridad, preocupación, miedo, depresión… cambia inmediatamente el pensamiento, busca intencionadamente alguno que te haga sentir alegre, en paz, llena/o de fe, ilusionada/o, con fuerzas y vida. “Tienes el poder de elegir que pensar, tu libertad y tu paz están en tus manos.”
Cambiar tus pensamientos a propósito, controlarlos, a sabiendas que estas trabajando con el fin de sentirte como deseas, es un trabajo de minuto a minuto. No es magia, de hecho tienes que dedicarte a poner mucha atención a lo que piensas ya que tus pensamientos son el detonante de tus sentimientos.
“Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto.” H. Ford.
Con esto quiero decir, cuando llegue un pensamiento que te haga sentir como no quieres, recuerda que puedes desecharlo y cambiarlo de inmediato por otro que te haga sentir como deseas sentirte: bien, en paz y segura/o. Esto hay que trabajarlo y debes comprometerte contigo misma/o para lograr estar en armonía.
“Eres responsable de lo que piensas y tienes libertad de elegir y cambiar tus pensamientos”.