Quién iba a pensarlo. La piedra preciosa que todas mujeres quieren en su anillo de compromiso y la bacteria mas temida por los sibaritas tienen algo en común: son los últimos descubrimientos en la lucha contra el cáncer.
Una investigación en ratones realizada en la Universidad de Northwestern y publicada en la revista Science Translational Medicine, demostró que los diamantes del tamaño de una millonésima parte de un metro (nanómetro), pueden aumentar la eficacia del tratamiento contra el cáncer.
La administración de los nanodiamantes unida a la doxorubicina (fármaco utilizado en la quimioterapia de diversos tipos de patologías oncológicas), evita la aparición de resistencias en el tumor y logra además la separación gradual del medicamento, lo que permite un aumento en la retención del fármaco y una mayor eficacia en su actuar.
“Este sistema reduce la toxicidad y los efectos secundarios sobre células no cancerígenas, pero deberá probarse en mamíferos más grandes”, afirma Dean Ho, coautor de la investigación.
La salmonella se transforma en otra protagonista de esta lucha. La bacteria causante de intoxicaciones por alimentos contaminados podría ser útil en el tratamiento de cáncer del intestino, recto y bazo.
La Universidad de Minnesota comprobó esta hipótesis en una investigación, basada en ensayos con animales de laboratorio y el éxito de pruebas preliminares en humanos.
La modificación genética de un grupo de salmonellas, debilitándolas para que no causen la infección, fue el primer paso del procedimiento. Una vez completado este nivel, se les agregaron mensajeros químicos que permitieron que la bacteria viajara hasta los tumores, identificando las células cancerosas, provocando la respuesta inmune y liberando sus propias toxinas dentro del tumor.
Edward Greeno, director de la investigación, afirmó que “estos resultados apuntan a una alternativa mucho más barata y menos tóxica que la quimioterapia o la radioterapia”.