Compañera que conmigo compartiste muchos años, alguien incondicional que tuve a mi lado, aguantando defectos de nuestra personalidad, discusiones que con alguien había tenido.
Pero los tuyos han sido demasiado dolorosos, tu que haz estado en mis llantos acompañando cada lágrima que cayó por mis mejillas, agradecimiento siempre he tener hacia ti, por tu constancia en ser amigas.
Lindos momentos viví contigo, eres mi amiga, la que ríe cuando estoy triste y que su risa contagia mi tristeza y la eleva entre ríos de alegría.
Desafiamos muchas personas que quisieron la separación entre nosotras, pero la unión es más fuerte porque Dios está ahí, porque sabe que de amigas pasamos a ser grandes hermanas.
Cada lágrima que caiga será convertida en felicidad, cada felicidad será repartida entre los nuestros, porque nosotras tenemos una luz que guía y que está siempre presente en los caminos de piedras, esos que tenemos que atravesar y que para nosotras son de hojas caídas de los árboles, que hacen cada segundo más liviano al paso.
De amiga a hermana siempre seremos, porque en la distancia nos desvelaremos, por nuestros propios sueños, haciendo de cada noche un sueño hermoso.
Taparé con frutas tus ojos, para hacer los sueños más dulces que puedas tener.
Quiero tu felicidad completa, siempre iré contigo donde quieras partir, porque seré tu apoyo cuando caigas.
No quiero que lo hagas como yo, pero si haz de quebrarte en algún momento, no dudes que correré hacia ti con la misma sonrisa que tú me haz dado, y así compartiremos y uniremos nuestras lágrimas, porque recuerda tú lloras, yo también, pero ten presente que será de alegría. Quiero que seas la hermana que no tuve.
Te quiero, porque alegres hemos de ser.
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