Amando y Madurando
Muchas cosas bonitas y dulces pueden
decirse sobre el amor. Por ejemplo, "el amor
divide la carga de uno en dos", "donde hay
amor no hay labor". En ocasiones criticamos
a las personas que amamos, pero siempre
tenemos un brindis para el amor: "Si tan sólo
tenemos amor..." El amor debería en verdad
ser brindado como el secreto de una vida plena
y significativa, pero no se le hace un favor
al amor al romantizarlo.
El amor, es en efecto un confort profundo, pero
también un desafío monumental. El amor me reta
de inmediato a romper la fijación que tengo
conmigo mismo, pues el dar amor libremente me
llevará todo el camino, desde mi identidad
infantil hasta una donación completa de mí mismo
a una causa o a una persona.
El amor exige que aprenda a enfocar mi atención
en las necesidades de aquellos a quienes amo.
Me pedirá convertirme en un oyente sensitivo.
En ocasiones, el amor insistirá en que posponga
mis propias gratificaciones, para atender las
necesidades de aquellos a quienes amo. La clase
de comunicación que es el elemento vital del
amor requerirá que me ponga en contacto con
mis sentimientos más sensibles y mis pensamientos
más ocultos, y que los comparta en el acto
atemorizante de autorrevelación.