Eres mi amigo... para mostrarme como soy y aceptarte como eres.
Eres el que junto a mí creas ese invisible puente de luz que nos
hace sentir tan cerca, aunque nos separen enormes distancias.
Eres ese mundo de maravillas que se abre para que fluya la ternura.
Eres el arco iris que proyecta mil colores en el cielo
tenuemente azul de mi vida.
Eres el que alumbra ese cono de sombras que obstinado aparece
en el alma y llena de temor muchos de mis días.
Eres el que me dice esa palabra mágica,
cálida, generosa, que logra que tome mi cruz y vuelva a caminar
por gráciles senderos.
Eres quien espanta la soledad, el dolor, la tristeza, el llanto,
y los transformas en una sonrisa fresca, sincera, milagrosa,
como un jazmín de primavera.
Eres un ser que no sabe de envidias,
de críticas insidiosas y estériles, de odios y rencores absurdos.
Por ello... le pediré a Dios que abra las puertas de mi corazón
de par en par, para que tu amistad se quede por siempre en ese
recóndito lugar, y que todos los sueños allí guardados vuelen como
mariposas hacia ti.
Deja que se posen en ese retacito de tiempo que generoso me brindas,
para que sean definitivamente tuyos.
Nunca te olvidaré, ¿lo harás tú?
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