Jesús ha muerto.
Todo el día de hoy, su Cuerpo reposa en el sepulcro, frío y sin vida.
Ahora nos damos cuenta de lo que pesan nuestros pecados.
Jesús ha muerto para redimirnos.
Estamos tristes.
La Virgen María también está triste, pero contenta porque sabe que resucitará.
Los Apóstoles van llegando a su lado, y Ella les consuela.
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