Cuando vuelva a pasar a tu lado,
querré que sea tan cerca
que casi te roce,
que sea tan cerca
que sienta el perfume de tu piel dorada,
no el de fragancias enfrascadas,
el perfume de tu piel,
el que quedara impregnado
si yo jugara en tu espalda
a los cien besos del amor.
Cuando vuelva a pasar a tu lado,
querré que ese instante
se detenga en el tiempo,
que ese instante
perdure en mi ser,
saberme cubierto de glorias eternas
del susurro de tu voz,
del roce de tus manos,
de tus besos empapados de brisas matutinas,
de tu ardiente sexo candoroso entre mis labios,
¡ah..., si yo pudiera eternizar el momento!,
lo haría con un encanto suave...
como los pétalos frágiles del jazmín,
como el vuelo rasante de la gaviota sobre el mar,
como la suavidad de tu piel, deslizándose en mis manos...
(Marcelo di Masi)