¡Sólo entonces sabrás cuánto de quise!
Cuando yo muera... -ha de llegarme el día antes que a ti- al cerrar mis ojos yertos, piensa que si aún hay vida entre los muertos, te seguiré queriendo todavía.
En mi ansiedad suprema de agonía, mis labios secos, torpes y entreabiertos, aun sin calor, se moverán inciertos por balbucear tu nombre, amada mía.
Ése será tu triunfo. En esa hora tú, de mi vida absurda embrujadora, sabrás, al fin, cuánto te amé y sufrí...
Y dirás: "A las otras mintió amores; pero ninguna le causó dolores de amor, porque no amaba sino a mí..."
HILARION CABRISAS
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