ÁNGELES DE CUATRO PATAS
Existen personas a las que no les gustan los perros.
Estas, con seguridad, nunca tuvieron un amigo de cuatro patas.
O si lo tuvieron, nunca miraron dentro de aquellos ojos
para percibir quién estaba allí.
Un perro es un ángel que viene al mundo a enseñar amor.
¿Quién más puede dar amor incondicional?
¿Amistad sin pedir nada a cambio?
¿Cariño sin esperar lo mismo de vuelta?
¿Protección sin ganar nada? ¿Fidelidad las 24 horas al día?
Y no me vengan con eso de que los padres hacen eso,
porque los padres son humanos: se enojan y se alejan.
Un perro no se aleja aunque lo agredas.
Él vuelve cabizbajo, pidiendo disculpas por algo que tal vez
no haya hecho, lamiendo tus manos suplicando perdón.
Algunos ángeles no poseen alas, poseen cuatro patas,
un cuerpo peludo, nariz de bolita, orejas de atención,
mirada de preocupación y carencia.
A pesar de su apariencia, son tan ángeles como los otros
(aquellos con alas), y se dedican a los humanos tanto
como cualquier ángel acostumbra a hacerlo.
¡Qué bueno sería si todos los humanos pudieran ver
la humanidad perfecta de un perro!
Francyle Simões Herrera
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