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Acidez.
Estos días tuve acidez y algunos pequeños problemas a causa de distintas cosas que han sucedido. Uno es humano y a veces es imposible que el cuerpo no somatice algunas cuestiones de este tipo que afectan el normal desenvolvimiento de las actividades diarias.
Entonces buscando un poco de alivio para la acidez y las aftas en una farmacia uno puede encontrar sin proponérselo un poema de Mario Benedetti fotocopiado sobre papel A4, pegado con extrema prolijidad por debajo del vidrio de un viejo mesón de atención al público.
Así; en esas grisáseas letras borrosas en las que se reconocen los años que acompañan una impresión de mala calidad sobre un papel amarillento y maltrecho; uno puede encontrar palabras que alimentan el alma y que nos hacen pensar en un futuro mejor o quizás al menos en días mejores.
Un uruguayo tenía que ser... y quien mejor que él para dar cierre a una etapa que empezó rodeada por cuestiones que vinculaban a mi querida patria con el país vecino y que aún hoy siguen sin resolverse. ¿Quién mejor que este señor para hacerte este pequeño homenaje en silencio? Sí, a vos que aunque no podés decir nada en estos momentos pero que mucho has hecho y seguirás haciendo, a vos te dedico este humilde gracias junto a toda la fuerza que me queda para compensar tus lágrimas y las mías que se borran sólo de creer que estás sonriendo al leer esto.
Siempre creé en tu corazón y no cejes en los intentos de cambiar todo aquello que no te gusta.
Se feliz y disfrutá de la vida, porque para eso vinimos al mundo.
Te mando un abrazo interminable aunque la distancia nos detenga o nos ponga miles de barreras.
La gente que me gusta.
Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace en menos tiempo de lo esperado.
Me gusta la gente con capacidad para medir las consecuencias de sus acciones, la gente que no deja las soluciones al azar.
Me gusta la gente estricta con su gente y consigo misma, pero que no pierda de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.
Me gusta la gente que piensa que el trabajo en equipo, entre amigos, produce más que los caóticos esfuerzos individuales.
Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría.
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos serenos y razonables.
Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó.
Me gusta la gente que al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente; a éstos los llamo mis amigos.
Me gusta la gente fiel y persistente, que no fallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente que trabaja por resultados. Con gente como esa, me comprometo a lo que sea, ya que con haber tenido esa gente a mi lado me doy por bien retribuido.
Mario Benedetti
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