El gran folclorista sevillano Luis Montoto, en su libro Un paquete de cartas (1888), responde a la siguiente cuestión: "Y pregunta usted:¿Quién fue Ambrosio el de la carabina? No lo sé ni creo que haya mortal tan afortunado que pueda dar copia de la fe de bautismo de dicho caballero". Ello no obsta para que nos echemos a discutir sobre la clase de sujeto que debió ser el tal Ambrosio cuya carabina, dicen las gentes, estaba cargada de cañones sin pólvora. Esto es, que no servía para maldita cosa; y por esto, sin duda se aseguró de todo objeto, dicho o persona inútil que era la carabina de Ambrosio colgada de un clavo. Pero hay más, la musa popular se encargó de publicar a todos los vientos la condición de este Ambrosio, propietario de tan inservible trasto, y compuso este cantar:
Hombre chico y sin dinero
enamorado celoso
eso le llaman en Cádiz
la carabina de Ambrosio.
Existe otra explicación que se publicó como un cuento o chascarrillo anónimo en la revista Por esos mundos (Madrid, 1900). El cuento dice así: "Ambrosio fue un labriego que existió en Sevilla a principios de siglo. Como las cuestiones agrícolas no marchaban bien a su antojo decidió abandonar los aperos de la labranza y dedicarse a salteador de caminos, acompañado solamente por una carabina. Pero como su candidez era proverbial en el contorno, cuantos caminantes detenía lo tomaban a broma obligándole así a retirarse de nuevo a su lugar maldiciendo su carabina, a quien achacaba la culpa de imponer poco respeto a los que él asaltaba. Es éste el origen verdadero de la popular frase."
Néstor Luján Cuento de cuentos