¿hay que decirlo todo?
En pareja
Decir o no decir
(y 3º)
Cómo
Los conflictos son inevitables en la convivencia, pero lo principal es saber cómo actuar en cada momento sin faltar al respeto. Cuando surge una discusión, no vale decir todo lo que se pase por la cabeza. La clave es pararse a pensar qué nos está molestando, hablarlo y encontrar una solución, pero sin insultos ni reproches. Mitos como cómo dejar la taza del baño o si se recoge la mesa tras la comida o no son fuente de conflicto; por qué no hablarlo y decidir cómo actuar. El objetivo es ponerse de acuerdo de forma en que los dos salgan beneficiados. La pareja tiene que ser un equipo.
Dónde
El coche es uno de los lugares menos adecuados para hablar porque cada uno mira hacia adelante, sin percibir la comunicación no verbal. La cama tampoco es buen sitio, estamos cansados y no procesamos bien la información. Hay que comunicarse siempre cara a cara, mirándose. Cuanto más clara y fluida sea la comunicación mejor será, aunque sea para decir algo violento, pero siempre con cariño y respeto. Un buen momento para hablar es paseando, porque se va bombeando la sangre, llega bien a la cabeza y las ideas fluyen bien. Además, haciendo una actividad, se maneja mejor el enfado.
Cuándo
Cuando algo nos enfada, nuestra primera reacción es saltar, un error: el primer paso es ser consciente de lo que nos está molestando. Ya sabiéndolo es cuando se debe hablar. El problema debe solucionarse cuanto antes, pero a veces es preferible retrasarlo un poco y no hacerlo justo cuando estamos más enfadados. Tampoco conviene hablar a última hora del día, agotados, ni nada más llegar del trabajo. ¿Cuándo es, entonces, un buen momento? Cuando la pareja se ponga de acuerdo y ambos estén en predisposición de hablar, si entre semana no hay tiempo, concretar para un día más tranquilo.
La reglas
Cada hogar, cada pareja, tiene sus normas; lo importante es que estén claras. El error es cuando los dos tienen una cubeta, un dado y unas fichas, pero uno acaba jugando al parchís y el otro a la oca o que ambos jueguen al parchís, pero uno cuenta 15 y el otro 40. El problema es que no ha habido comunicación, no se ha hablado de cómo iba a ser ese juego, esa vida a compartir. Es importante plantearse: ¿las reglas son las mismas para los dos? Una vez que se decide vivir juntos, hay que hablar mucho y sin miedo. Es mucho más eficaz poner las reglas desde el principio, aunque no suene romántico.
Cele -Celestino | | | | | |