Descubre lo que revelan
tus pesadillas
Nos perturban, nos aterran y, en ocasiones, nos agustian terriblemente. Son las pesadillas. Sin embargo, estos inquietantes sueños también nos ayudan a conocernos mejor.
Sin duda, soñar que se me caen los dientes uno a uno es la pesadilla que más veces se me ha repetido y, además, me produce mucho malestar e inquietud. Suelo tener una pesadilla cuando tengo mucho trabajo y estoy agotada o también cuando tengo que resolver un tema pendiente con alguien al que aprecio y que puede quedar en un enfrentamiento. Es curioso, pero cuando me despierto me acuerdo tan bien de cada detalle del sueño, que tengo que pasarme un dedo por los dientes para comprobar si los tengo todos. Es una escena horrible”, cuanta Sofía Aranda, de 35 años. Pero, ¿por qué tenemos pesadillas? Según Francisco J. Segarra, psicólogo: “Las pesadillas son sueños con un componente de angustia, miedo y ansiedad que se producen durante la fase REM del ciclo del sueño, cuando el cuerpo, a nivel físico, está muy alejado del estado de alerta, ya que su temperatura corporal ha descendido y el ritmo respiratorio es irregular. En definitiva, las pesadillas son un fiel reflejo del estado anímico diurno. De forma que todas aquellas situaciones o experiencias vitales con una carga de estrés importante pueden desembocar en pesadillas durante la noche. Pero no existen diferentes tipos de pesadillas, lo único que cambia es la temática del sueño, que depende básicamente de los recuerdos, estado anímico o incluso temores de cada persona en un momento específico de la vida”. Aunque no existe un motivo concreto por el cual aparecen las pesadillas, hay ciertas situaciones que las favorecen. Así lo explica José Antonio Tamayo, psicólogo: “Pasar por periodos de estrés (laboral, familiar), sufrir problemas emocionales, como pueden ser episodios depresivos o un trastorno de ansiedad generalizada, sufrir experiencias traumáticas (accidentes, desastres naturales, agresiones, muertes de seres queridos), padecer problemas interpersonales, como enfrentamientos o discusiones con amigos o compañeros de trabajo, y pasar por una etapa de mucho cansancio y agotamiento son experiencias que pueden desencadenarlas”.
Ansiosas y perfeccionistas
En cuanto al perfil de las personas que sufren pesadillas, el experto señala: “Las personas con una personalidad ansiosa, bastante perfeccionista y con una baja autoestima suelen ser las más vulnerables a padecer pesadillas, ya que, durante el día, normalmente viven los acontecimientos como amenazantes y, por tanto, suelen arrastrar una carga de estrés más alta cuando se acuestan por la noche”.
El psicólogo Tamayo puntualiza: “Además, las pesadillas son más frecuentes en niños que en adultos, sobre todo entre los 4 y los 12 años. Y suelen ir disminuyendo conforme avanza la edad hasta alcanzar una incidencia aproximada del 50% en adultos.” Pero hay más. Según la investigadora Jeannie Parker, quien ha realizado recientemente un estudio sobre el sueño, las mujeres tienen más pesadillas que los hombres. Además, asegura esta experta, es más desagradable su carga emocional. Son sueños angustiosos sobre todo de vivencia de su vida pasada y sobre experiencias familiares.
¿Cuál es la diferencia entre terror nocturno y pesadilla? El psicólogo Tamayo nos lo explica: “El terror nocturno es un episodio de despertar brusco que comienza con un grito de angustia y se acompaña de gran temor y de signos de activación vegetativa intensos (por ejemplo, taquicardia, sudoración, respiración entrecortada…). La persona muestra confusión y desorientación, siendo difícil tranquilizarla y, además, es incapaz de recordar lo que ha precipitado su terror. Suele aparecer durante el primer tercio del ciclo de sueño.
En el caso de la pesadilla, existe un contenido onírico que puede provocar el despertar.
Además, la activación fisiológica es menos intensa y la persona recupera más fácilmente el estado de vigilia. La pesadilla suele darse durante la fase REM del sueño, generalmente en la segunda mitad del tiempo de sueño”.
Su significado
Se ha hablado mucho sobre lo que intentan decir los sueños. Pero, sin duda, fue Sigmund Freud quien en 1900 revolucionó el ámbito científico con sus teorías sobre la comprensión de los sueños.
Marta Davidovich, psicoanalista, lo explica: “Freud distingue tres tipos de sueños: sueños que representan un deseo no reprimido de manera no disfrazada, que son los sueños de tipo infantil; después están lo sueños que representan un deseo reprimido de manera disfrazada y que necesitan un trabajo interpretativo para su comprensión y, por último, están los sueños que representan un deseo reprimido, pero insuficientemente disfrazado, que son las pesadillas. Y las pesadillas, como todos los sueños, son una manifestación de nuestro inconsciente. Sin embargo, no hay un código universal para comprender su significado, sino que su sentido siempre será particular para cada sujeto. Esta forma de entender el simbolismo onírico es la vía para acceder al inconsciente, para comprender lo que nos quiere decir y para llegar al camino de la curación”. Lo que parece claro, según apunta Segarra, experto en sueño, es que “las pesadillas revelan nuestros miedos más atávicos, aquellos que todavía no hemos racionalizado, y estados de ansiedad o depresivos que ‘contaminan’ nuestros sueños”.
¿Qué podemos aprender de nuestras pesadillas? Segarra concluye: “Si las pesadillas son muy frecuentes e intensas, seguramente hay aspectos disfuncionales en nuestra vida psíquica que debemos analizar y trabajar
Los miedos hay que afrontarlos y las carencias hay que minimizarlas, potenciando nuestros recursos y habilidades personales”.
VIRGINIA MADRID