Carlos Carnicero
Bitágora para náufragos de la izquierda
A propósito de los límites de la simpleza humana, o como el alcalde de Valladolid se merece un Guiness
05 ene 2011
El alcalde de Valladolid no abre la boca excepto para evidenciar su simpleza, su machismo ancestral y su falta de respeto a la ley. Ahora, después de su rally por las más execrables manifestaciones de desprecio hacia las mujeres y de insultos a la ministra de Sanidad, ha cargado contra la ley antitabaco. Recordemos una vez más que este individuo, además de edil del PP, es médico, y en consecuencia se le supone conocimientos científicos para saber el perjuicio para la salud que proporciona el tabaco, tanto para los fumadores como para los que soportan pasivamente sus consecuencias.
La última afirmación de esta joya de la política castellana del PP no tiene desperdicio: lamenta que “”así empezaron cosas muy terribles en la historia de la humanidad”, con “denuncias de unos a otros”.
En sus desvaríos, el alcalde llega a comparar la medida que invita a denunciar la vulneración de la ley del tabaco con las persecuciones contra los judíos: “”Primero empezaron con los judíos, aquí denunciamos a los fumadores”, ha remachado León de la Riva.
El alcalde de Valladolid no ha sido denunciado por su partido ni en el caso de las declaraciones insoportablemente machistas, que se remacharon con la afirmación de que podían ser un boomerang que le reportaran más votos ni hasta el momento con su equiparación de la invitación a la denuncia del incumplimiento de la ley con la persecución de los judíos, lo que sin duda es una actitud de menosprecio hacia el Holocausto que sufrió el pueblo hebreo de manos del nazismo. Aunque es cierto que algunos responsables del PP se distanciaron de sus declaraciones sobre la ministra de Sanidad, no ha sido formalmente desautorizado.
Si el Partido Popular se empecina a volver a presentar como candidato a la alcaldía de Valladolid a este individuo, será un caso de salud democrática un pacto de todos los partidos que concurran a las elecciones para evitar que pueda volver a tomar posesión del ayuntamiento una persona que es la vergüenza no sólo de los vallisoletanos sino de toda España.
Si hubiera un premio Guiness a la estupidez humana y a la falta de sentido común y democrático en la política, el señor León de la Riva no tendría competencia.
Carlos Carnicero es periodista y analista político