relaciones
La sombra de los
"amores
fantasmas"
- y 2º -
¿Quién no tiene un amor ideal con el que sueña de vez en cuando, del que se pregunta cómo habría sido si…? Quizá fue un amor de juventud, una relación imposible, incluso un ser de ficción por los hombres que han pasado por nuestra vida. ¿Un sueño necesario o una posible pesadilla para nuestras relaciones reales?
(Sigue) Necesidad de soñar
Alberto fue su amor clandestino; Marta, diez años más joven que él, estaba libre, pero él tenía mujer y dos hijos. Durante sólo seis meses vivieron tiempos de locura, de aventuras extravagantes, explosivas peleas y reconciliaciones apasionadas.
El amor fantasma pierde con el tiempo los perfiles de lo real en el proceso de idealización y pasa a engrosar –quizá presidir- nuestra mitología personal y nuestro jardín secreto. “El ser humano sueña y tiene derecho a soñar con un ideal”, recuerda Elena Font. “Al igual que, cuando conocemos a una persona, hacemos una proyección de cómo es por lo que transmite verbal y no verbalmente, por lo que representa en su entorno, nos podemos llegar a hacer una idea, real o no, de que contiene todos aquellos ingredientes que nos gustaría encontrar en una persona amada”.
Pero, además, haber vivido un amor imposible, ideal, dota a nuestra vida sentimental de un peso a nuestros propios ojos que quizá no tendría en otro caso, la ensalza y le añade valor. “Mis padres me prohibieron terminantemente verme con Julián –recuerda Clara, de 37 años-, un chico de barrio bastante mayor con fama de peligroso. “Hacíamos verdaderos juegos malabares para vernos y, como a menudo resultaba imposible, cada encuentro era explosivo”, recuerda Clara. “Me sentía la heroína de una novela de aventuras, y miraba encima del hombro a mis compañeras de colegio.”
Comparaciones odiosas
Este ídolo personal no siempre es inocuo. Puede estar encubriendo carencias importantes en el presente afectivo. “sentimentalmente, refugiarse en una relación del pasado es un indicativo de que la relación del presente no funciona bien”, opina el psicólogo Antonio Bolinches. “Si el recuerdo tiene un cierto fundamento en relación a los valores respectivos, que hace que nuestra pareja actual salga agraviada por comparación; puede provocar que mantengamos permanentemente la focalización en el sujeto amoroso del pasado, y eso a su vez perjudica la vivencia positiva de la relación presente.” Marta admite que Alberto cumple su función bastante más directa e inmediata en su actual relación de pareja.”Unos años atrás me sentía culpable cuando estaba con mi marido y me venía Alberto a la cabeza, pero de un tiempo a esta parte pienso en él cuando hago el amor y… ¡no me arrepiento!”. Marta encuentra en sus ensoñaciones la emoción de la infidelidad sin ninguno de sus inconvenientes. Su marido ignora hasta qué puto el amor fantasma de Marta ha mejorado la vida sexual de ambos.
“En nuestra vida es bueno tener ilusiones, metas y pensamientos que nos haga sentir bien y nos motiven”, asegura Álava. “Pero este tipo de amor idealizado se puede volver en nuestra contra, ya que a menudo no es el recuerdo de una relación o de una pareja, sino una proyección de cómo nos gustaría que fuera o hubiese sido esa relación, no de cómo realmente esa persona se comporta y es. Y eso puede generar conflictos si la comparo con mi pareja actual, o con un posible candidato/candidata, pues puede parecer que nadie va a llegar a la altura de ese amor irreal”.
“Seguir constantemente pensando en el amor ideal denota una constante insatisfacción que puede ir más allá de un simple amor idealizado y, por supuesto, nos impide ver lo que tenemos. El pasado no debe impedirnos avanzar en nuestra relación de pareja actual”, concluye Font.
MERCEDES PELÁEZ
Cele -Celestino- |