Había calefacción
Paulina Bonaparte era hermana de Napoleón. Mujer de gran belleza y ardiente temperamento, dio que hablar ya desde su primera adolescencia. Tenía muchos pretendientes a los que no concedió su mano, aunque según las malas lenguas, les había concedido otras cosas.
Su primer novio oficial fue el convencional Freron, que había protegido a la familia Bonaparte, pero a Napoleón no le hacía gracia este casamiento y obligó a su hermana a casarse con el general Leclerc, que fue destinado a la isla de Santo Domingo. Rodeado de una selecta corte y amigos, Paulina acompañó a su marido hasta la isla antillana, en donde se instaló como si fuese una reina.
Pero estalló la fiebre amarilla, causando muchas víctimas entre el ejército expedicionario. Ella, sin embargo, sin mostrar el menor temor, continuaba haciendo los honores de su casa y abría sus salones a los invitados y daba bailes que se llamaron "danzas macabras" ya que muchos de los invitados enfermaban el día siguiente. Cuando alguien se maravillaba que, no obstante a la epidemia que invadía la isla, Paulina tuviese el empuje de pensar en bailes, respondía:
-Vosotros podéis tener miedo, pero yo soy la hermana de Bonaparte y nada me asusta.
Pero el general Leclerc fue víctima de la fiebre amarilla y Paulina tuvo que regresar a Francia viuda, pero no desconsolada.
En 1803 casó con el príncipe romano Camilo Borghese, pero el matrimonio no tardó en naufragar y los esposos se separaron. Paulina continuó su vida entregada a la frivolidad y el placer.
Un día, poco después de su casamiento con el príncipe Borghese, asistió en París a una recepción de su hermano el emperador. Paulina vestía un magnífico conjunto rematado por una larguísima cola adornada con diamantes. Como quiera que llegó con retraso, la duquesa de Abrantes, que era su amiga íntima, le dijo:
-Has llegado tan tarde que el emperador ya se ha ido.
-¡Oh! -exclamó Paulina-, el emperador me importa un rábano, a quien quería encontrar era a su mujer para que rabiase al verme mejor vestida que ella. ¿Lo has notado? Ha querido mortificarme haciéndome atravesar todo el salón sin venir a mi encuentro y lo que ha hecho me ha gustado mucho porque si no la cola de mi vestido no se hubiese podido extender como lo ha hecho.
Y su risa se oyó en todo el salón.
Coqueta hasta el extremo, sirvió de modelo al gran escultor Canova, que la retrató desnuda hasta la cintura. Cuando la escultura fue expuesta causó gran escándalo y una dama de honor no pudo contenerse y exclamó, escandalizada:
-¿Cómo? ¿Habéis posado desnuda ante Canova?
A lo que Paulina respondió cándidamente:
-¡Oh! En el estudio había calefacción.
Cuando organizaba bailes o recepciones en su palacio, el mariscal ver mujeres bonitas.
-Si queréis ver mujeres bonitas aquí estoy yo.
Era coqueta y frívola, pero de gran corazón y sentimental hasta el extremo. Sentía verdadera adoración por su familia y en especial por su hermano Napoleón, al que quiso acompañar en su destierro a la isla de Elba. Le ofreció todas sus joyas por si necesitaba algo, lo que es de admirar teniendo en cuenta su carácter. Duroc le sometía la lista de invitados para que la aprobase. Invariablemente Paulina borraba algunas de las mujeres que se había previsto que serían invitadas. Eran, naturalmente, las más hermosas. Duroc decía:
-¿Por qué suprimir estas invitadas? Siempre es agradable
Cuando el 26 de abril de 1814 Napoleón se dirigía hacia la isla de Elba para substraerle de las posibles iras del populacho, le habían hecho vestir con el uniforme de un oficial austriaco. Durante el recorrido Napoleón pasó cerca de la villa que habitaba Paulina y entró a saludarla. Apenas Paulina lo vio entrar en su salón se lanzó hacia él para abrazarle, pero viendo el uniforme que llevaba se paró y rechazó saludarle y abrazarle hasta que no se hubiese quitado el odiado uniforme. Cuando finalmente Napoleón se lo quitó Paulina lo abrazó e intentó consolarle con máximas demostraciones de afecto.
En 1821 se reunió de nuevo con su esposo y murió en Florencia en 1825 a los cuarenta y cinco años de edad.
CARLOS FISAS
Frases que han hecho Historia