SANTO DOMINGO. Es una sospechosa conocida en el carrito del "Súper" o en cualquier esquina de la ciudad. La lechosa la tenemos durante todo el año, alegrándonos la vida en una rica batida "K" y facilitándonos algunos momentos íntimos de esos que nadie puede hacer por nosotros.
Posiblemente no sepa que además de favorecer la digestión, la lechosa, o papaya como se le conoce en casi todo el resto del mundo, es un potente antioxidante que ayuda al organismo a defenderse contra el efecto envejecedor de los radicales libres y a prevenir, por tanto, las enfermedades degenerativas.
Destaca por su riqueza en vitamina C (de hecho tiene 10 veces más que la naranja y cinco veces más que el kiwi), y por sus abundantes betacarotenos, por lo que resulta una excelente fruta antiedad llena de antioxidantes. También contiene calcio, potasio y vitaminas A, E, B1, B6 y folato.
"Carica papaya" es el nombre científico de la doméstica y humilde lechosa, perteneciente a la familia de las caricáceas y originaria de los trópicos americanos, especialmente en la cuenca amazónica, el Caribe y Centroamérica. Actualmente se cultiva en los climas tropicales de todo el mundo y posiblemente la gente no conozca que es un verdadero tesoro que puede disfrutar crudo, batido, en dulces, almíbares y deshidratadas; pero también sus semillas para combatir los parásitos intestinales (sobre todo la ameba) y hasta la cáscara, para ablandar las carnes más recalcitrantes…
Contra el Parkinson:
En los últimos años la lechosa se hizo muy popular como remedio papal. El científico Luc Montagnier, conocido por ser co-descubridor del virus del Sida, le recomendó al ahora beato Juan Pablo II, seguir un tratamiento con extracto de papaya fermentada para aliviar los síntomas del Parkinson que sufría en los últimos años de su pontificado. En ese caso, eran los antioxidantes abundantes en la lechosa los que ejercían el efecto curativo. Lo que buscaba Montagnier era contrarrestar la oxidación de las proteínas cerebrales añadiendo antioxidantes a la dieta del papa a través de la papaya fermentada.
Efectivamente, la lechosa es muy rica en antioxidantes -vitaminas A y C - y por ello resulta muy recomendada para prevenir el efecto del envejecimiento prematuro, el deterioro mental, el cáncer y otros problemas degenerativos.
Si tuviéramos que resumir, la lechosa resulta especialmente indicada para problemas digestivos crónicos como la gastritis, gastroenteritis, colitis, estreñimiento, colon irritable y para prevenir enfermedades degenerativas mentales y físicas. También puede ahorrarle un par de años antes de visitar al cirujano plástico.
¡Ya la está mirando con otros ojos, verdad? ¿Qué tal una batida de lechosa para la cena?
Variedad y sustancias
Aunque se conocen un poco más de 50 variedades, las tres más frecuente en el mercado son:
• Golden: pequeñas, de poco más de 1 libra
• Hawaianas, con forma de bombillo y excelente sabor
• Papayón: la lechosa grande, desde 2 libras hasta 10, forma cilíndrica y pulpa rojiza.
Hay dos sustancias que hacen la lechosa una fruta especial:
Papaína: es una enzima que tenemos de forma natural en nuestro jugo gástrico; ayuda a digerir las proteínas y a equilibrar el vaciado gástrico durante la digestión, evitando la acidez y la acumulación de tóxinas, resultando un potente antiinflamatorio.
Carpaína: un alcaloide, que unido a la papaína, actúa sobre el líquido biliar, facilitando la digestión de carnes y otras comidas pesadas, mejorando el proceso de digestión.