Pasos para frenar la ira
Hay una serie de síntomas que nos avisan que estamos a punto explotar: pensamientos de carácter automáticos, rígidos, negativos, con atribuciones poco correctas, aumento de los ritmos respiratorio y cardiaco, y de la tensión muscular, temblor en las extremidades, sudoración excesiva, acaloramiento y enrojecimiento de la piel, aumento en el tono de la voz, gesticulación brusca, violenta y amenazante, nuestros sentidos se agudizan. ¿Qué hacer para evitar el desastre? La psicóloga Eva Díaz, especialista en intervención de la ansiedad y el estrés, indica el proceso para poner freno a la ira.
1. Detenerse y serenarse: cuando tenemos accesos de ira perdemos gran parte de nuestra capacidad para razonar lógica y racionalmente. La primera respuesta que escoges a menudo es ineficaz. Hay que contar hasta diez cuando se está furioso. Cuando estés airado, tómate un "tiempo fuera de juego" y excúsate, esto ayudará a serenarnos con el fin de poder pensar racionalmente.
2. Identificar tu fuente de inicio: tenemos que preguntarnos, ¿por qué estoy furioso? Si esto no funciona, pregúntate: ¿de que manera estoy amenazado por esto? o ¿qué es lo que verdaderamente quiero?
3. Verificar para comprobar si tus emociones son adecuadas o inadecuadas: para ello no hay nada mejor como preguntárselo a uno mismo para ser consciente de los momentos en que no existe ninguna amenaza real o que la intensidad de tu ira es demasiado elevada para la amenaza que está presente (debido principalmente a enfermedad, cansancio, hambre o estrés excesivos). Cuando consideramos que nuestra ira es adecuada la clave está en saber sí:
a. ¿Realmente es relevante lo que me está pasando? ¿Lo que me enfada es realmente importante para mí?
b. ¿Me va a perjudicar tanto como parsa enfadarme por ello? ¿Es tan grave?
c. ¿Quién es el responsable de esto que me enfada?
4. Emprender una acción positiva: Su objetivo es eliminar la amenaza a la que se enfrenta con el menor daño para ti o para los demás. Emprenderemos una acción que te proteja de la posibilidad de perder los papeles