El diagnóstico: en primera persona
El diagnóstico de un caso de insomnio se realiza a partir de la historia clínica, cuando el afectado le cuenta al médico su caso en primera persona. Con este sistema a veces se descubre que en realidad el paciente tiene insomnio por una mala percepción del propio sueño. Es decir, que el afectado dice dormir mal y ver pasar las horas del reloj. Sin embargo, cuando se realiza un registro de sueño, se comprueba que duerme más de lo que dice y de lo que cree. Es habitual que no sea necesario realizar ninguna prueba rutinaria del sueño para establecer el diagnóstico.
Otras veces se descarta el insomnio porque se detecta otro trastorno neurológico, como el síndrome de las piernas inquietas. Esta enfermedad impide al afectado conciliar el sueño porque tiene sensación de malestar e inquietud en las piernas, un síntoma que mejora al caminar. Aunque en un inicio parezca insomnio, no lo es. De hecho, este síndrome se trata de forma distinta, con medicamentos dopaminérgicos, parecidos a los que se emplean para tratar la Enfermedad de Parkinson.
Posibles tratamientos
El primer paso para superar el insomnio es identificar su causa (horarios desajustados, pautas de conductas nocturnas inadecuadas, dolores, tomar medicamentos o sustancias con efectos estimulantes). Una vez que se han excluido estos factores, estos son los pasos terapéuticos:
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Cambiar de hábitos: médico y paciente deben repasar las pautas de comportamiento durante el día (no solo nocturnas) para corregir hábitos incorrectos que impidan conciliar el sueño. Por ejemplo, si el paciente realiza muchas actividades de día (como tener dos trabajos o practicar deporte) el médico diagnosticará que este ritmo de vida es incompatible con dormirse en 30 segundos. Antes se requiere un tiempo para relajarse.
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Terapia cognitivo-conductual y técnicas de relajación: para superar la angustia que genera no poder descansar y adoptar pautas de conducta previas al sueño, se recurre a la terapia cognitivo-conductual, por parte de un psicólogo, y también se enseñan técnicas de relajación como el yoga.
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Tratamientos hipnóticos: los somníferos deben ser el último recurso al que recurrir en caso de insomnio. La recomendación es que solo se tomen durante dos o tres semanas si el paciente no consigue liberarse de la angustia, y siempre después de haber hecho cambios de conducta previos. El problema es que muchas personas son incapaces de abandonarlos después. Se estima que el 4% de la población los toma de forma continuada. Se deben extremar las precauciones cuando estos fármacos se administran a ancianos (los más afectados por el insomnio). Estas personas visitan varias veces al baño de nocche y corren cierto peligro ya que pueden experimentar dificultades para reaccionar y sufrir caídas.
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Nuevos tratamientos: en los últimos años han surgido fármacos más específicos y con menos efectos secundarios para combatir el insomnio. Uno de ellos son los agonistas del receptor de la melatonina, una hormona natural del organismo que se secrega de noche y que favorece el sueño. Se receta principalmente cuando el paciente sufre depresión, pero también es útil para combatir el insomnio, a menudo asociado a esta enfermedad mental.
Los efectos de no dormir
Las consecuencias de pasar las noches en vela se hacen visibles durante el día, sobre todo, si el insomnio se dilata en el tiempo sin un tratamiento. Los afectados lo acusan en la falta de concentración y en la sensación de malestar y de cansancio. El cuerpo no descansa y no se encuentra al 100%. A largo plazo, diversos estudios han demostrado que el insomnio crónico entraña más riesgo de desarrollar depresión y consumir sustancias sedantes o alcohol -que también tiene un efecto sedante- para relajarse y dormir. Y es que hay personas que mezclan varias de estas sustancias para conseguirlo, pero sufren un alto riesgo de dependencia. Además, varias estudios científicos intentan demostrar que las personas insomnes tienen un mayor riesgo de padecer hipertensión.
Quiero pero no puedo: consejos para dormir
- Si no se tiene sueño de verdad, no hay que meterse en la cama.
- Evitar realizar actividades en la cama como ver la televisión, escuchar la radio o comer. Contibuyen a desorientar al cuerpo y no conciliar el sueño.
- Si nos despertamos a medianoche y comenzamos a ponernos nerviosos, es preferible salir de la cama y volver a ella cuando se tengan ganas de dormir.
- Los medicamentos hipnóticos no son la solución al problema. Para poner fin a las noches en vela conviene acudir al médico, él es quien debe determinar el tratamiento más efectivo.
- Estos consejos no son extrapolables a todo el mundo. Lo mejor es consultar al médico.
Fuente: Joan Santamaría, responsable de la Unidad Multidisciplinar de Trastornos del Sueño del Hospital Clínic, de Barcelona