Que tu mirada gane en hondura y detalle
para que puedas ver más claramente
tu propio viaje con toda la humanidad
como un viaje de paz, unidad y esperanza.
Que no tengas miedo a las preguntas que oprimen
tu corazón y tu mente;
que las acojas serenamente y aprendas a vivir con ellas.
Que des la bienvenida con una sonrisa a todos los
que estrechan tu mano:
las manos extendidas forman redes de solidaridad que a
legran y enriquecen con su presencia protectora.
Que sea tuyo el regalo de todas las cosas creadas;
que sepas disfrutarlas a todas las horas del día;
y que te enfrentes, con valentía y entusiasmo,
a la responsabilidad de cuidar la tierra entera.
Que tu espíritu esté abierto y alerta
para descubrir el querer de Dios en todo momento;
y que tu oración sea encuentro de vida, de sabiduría
y de entendimiento de los caminos de Dios para ti.
Que tu vida este año, cual levadura evangélica,
se mezcle sin miedo con la masa
y haga fermentar este mundo en que vivimos,
para que sea realmente nuevo y tierno.
Y que la bendición de Dios que sale a tu encuentro,
que es tu roca, tu refugio, tu fuerza, tu consuelo
y tu apoyo en todo momento, lo invoques o no,
descienda sobre ti y te guarde de todo mal.
(F.Ulibarri, Al viento del Espíritu)