Presencia
A menos que accedas a la frecuencia consciente de la presencia, todas las relaciones, y en particular las relaciones íntimas, acabarán fracasando y siendo disfuncionales. Puede que parezcan perfectas durante un tiempo, mientras estás “enamorado”, pero esa perfección se altera invariablemente a medida que van produciéndose discusiones, conflictos, insatisfacciones y violencia emocional o incluso física…, momentos de tensión que suceden con creciente frecuencia. Parece que la mayoría de las “relaciones amorosas” pasan a convertirse muy pronto en relaciones de amor/odio. En ellas, el amor puede dar paso en un abrir y cerrar de ojos a una agresividad salvaje, a sentimientos de hostilidad o a la total ausencia del afecto. Esto se considera normal. La relación oscila un tiempo, unos meses o años, entre las polaridades de “amor” y odio, y produce tanto placer como dolor. Es bastante habitual que las parejas se hagan adictas a esto ciclos. La carga dramática hace que los miembros de la pareja se sientan vivos. Cuando se pierde el equilibrio entre lo positivo y lo negativo, y los ciclos destructivos se presentan con mayor frecuencia e intensidad - algo que acaba ocurriendo antes o después -, la relación no tarda en colapsar.
Eckhart Tolle
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