cuerpo y mente (estilo
Un toque sexy:
el secreto está en el interior
Es un "no sé qué" que atrae y revoluciona los sentidos. Se hace evidente en la manera de movernos, hablar, tocar, vestir, reír... pero en realidad es nuestro bienestar psicológico, autoestima, sensualidad interna y creatividad lo que nos confiere ese raro título que denominamos sexy.
No hay reglas fijas. Un gesto, una mirada, un olor, una voz... Quienes irradian sensualidad abundan en detalles, pero no necesariamente son perfectos. En muchos casos, la incorrecciones nos convierten en seres genuinos. "No soy una mujer diez - dice Loli, 37 años, madre de dos hijas y separada-. De hecho, soy de lo más normal. Pero, curiosamente, las más bonita de mis amigas, la objetivamente guapa, no expresa nada. En cambio, mi físico despierta algo en la gente: tal vez sea la confianza, un toque de picardía y ciertos golpes que me ha dado la vida, lo que me ha concedido un toque carismático".
I
NTERIOR REFLEJO EXTERIOR
Ni tatuajes ni escotes de vértigo ni kilos de sombra en los párpados, no son esos aditamentos externos los que nos hace irradiar un magnetismo particular. Tener sentido del humor, atreverse a bailar un ritmo sensual, disfrutar de una personalidad definida e incluso saber meter la pata con gracia se acercan más a las característica que activan los sentidos de quienes nos observan. "Ser sexy es una noción que va más allá de lo estrictamente físico. Es un sentimiento que surge de dentro a fuera y no tiene por qué estar vinculado a los cánones de belleza sociales", explica la psicóloga clínica Adriana O'Donee.
Matiza la idea Ángeles Rubio, doctora en Sociología: "El magnetismo personal y la capacidad de seducción pasan inevitablemente por el bienestar interior, que se refleja en nuestra imagen. La salud física y psíquica consigue que seamos más deseables (peso equilibrado, aspecto saludable...). En la medida que la imagen manifieste una mayor vitalidad, seremos más atractivos".
Para variar nuestros parámetros, debemos preguntarnos qué nos inhibe o nos impide sacarnos el mayor partido. De este modo podremos adaptar la estrategia de nuestra respuesta.
CADA UNO TIENE SU ENCANTO
Así las cosas, todo podemos ser cada día más seductores, pero no modificando solo nuestro aspecto externo, sino aprendiendo expresarnos a través de nuestros sentidos de una manera mas asertiva. Queremos gustarnos y gustar, pero no necesariamente para buscar sexo, sino para emanar individualidad, a través de nuestra mirada, gestos, movimientos, incluso nuestra respiración... Porque la sensualidad es un estado mental. Una combinación alquímica entre confianza, atrevimiento y comodidad con nuestro cuerpo. "Todo reside en los detalles -confiesa Juan Carlos, de 32 años-. A mí me gana que una mujer no sea objetivamente preciosa, pero que juegue intelectualmente conmigo, que tenga sentido del humor... y posea una mirada que me prometa cosas. Y, lo más curioso, me fascinan las patosas. La mujer que más me ha emocionado era de las que tiraba las copas en las fiestas, tropezaba... pero con un saber estar impresionante. Eso es sex-appeal, para mí".
Ángeles López
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