Nahui Olin
La mujer que dicen que fue la más bella de su época nació en 1893 en México pero estudió en Francia, cuando Porfirio Díaz envió a su padre a Europa en una misión. A los 10 años.
En 1913 se casó con el pintor Manuel Rodríguez Lozano; el matrimonio fue tormentoso, signado por peleas y la muerte de su único hijo cuando todavía era un bebé; la leyenda dice que la propia Carmen lo ahogó, pero la investigación histórica sostiene que el niño falleció mientras dormía. En 1921 el matrimonio volvió a México; Carmen quiso el divorcio, pero su familia no se lo permitió, no eran épocas de divorcios, pero a Carmen poco le importó. Conoció a Gerardo Murillo, famoso artista y vulcanólogo mexicano que intervenía en política y juntos se mudaron al ex convento de La Merced, en Ciudad de México. Murillo se cambió su nombre por Dr. Atl (agua en náhuatl) cuando viajaba en barco de Nueva York a París y se desató una tremenda tempestad. Según esa costumbre, el Dr. rebautizó a su amante como Nahui Olin, que es la fecha que en el calendario azteca significa el movimiento renovador de los ciclos del cosmos. La relación fue apasionada y escandalosa para su época, incluso comparada con el no menos tempestuoso romance de Diego Rivera y Frida. Nahui era muy celosa y lo demostraba con escenas que el propio Atl se encargaba de difundir. En 1923, Nahui conoció a los fotógrafos Tina Modotti y Edward Weston; este último realizó los mejores retratos de su carrera con Nahui como modelo.
Pero Nahui no se limitaba a las artes plásticas. Publicó varias colecciones de poesía, algunas incluso poéticas-científicas, donde se despachaba sobre cuestiones místicas, la teoría de la relatividad, el cosmos, la energía. Su poesía, de rara belleza, mezclaba la inocencia con un erotismo claro Nahui Ollin fue una artista, por épocas pintora, por épocas escritora o compositora. Pero México la olvidó hasta que en 1992 se comenzó a hacer una catalogación de sus pinturas para una retrospectiva que se concretó en 1993 en el Estudio- Museo Diego Rivera, de la Ciudad de México. Al igual que Frida se pinta a sí misma una y otra vez. Hay otros temas en sus pinturas, consideradas del estilo naïf, pero ella misma es su tema predilecto. Nahui Olin expuso por última vez en 1945. En los últimos años de su vida, vivió con sus gatos en la casa de la calle General Cano que heredara de sus padres. Amaba especialmente a uno de ellos, Metelik, con el que tenía una relación simbiótica. Cuando algunos de sus gatos morían, Nahui acudía al peletero, y con la piel de los animales hacía alfombras.
Andaba por la calle vestida con harapos, y decía que era la dueña del sol: cada mañana, lo hacía salir con su mirada, y cada noche lo devolvía al ocaso. Se convirtió en un personaje triste para todos, menos para ella, que seguía orgullosa de su cuerpo y su pasado, e invitaba a los jóvenes poetas a su mansión semiderrumbada para mostrarles su pasada gloria y la de México.
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