N.- En el barrio más pobre de Río de Janeiro se reunieron unos obreros en la Nochebuena para celebrar en la iglesia la misa de Navidad.
S.- Siempre está viva la fe en el corazón de las personas.
N.- Dijo el sacerdote al ver la iglesia llena. Y se sintió muy confortado. Con paso digno, llegó al centro del altar.
T.- A, b, c, d…
N.- El que hablaba era, al parecer, un niño, que al fondo de la iglesia perturbaba la solemnidad del rito. Los asistentes se volvieron hacia atrás, algo molestos. Pero la voz continuaba.
T.- A, b, c, d…
S.- ¡Cállate!
N.- Dijo el cura. El niño se sintió sorprendido. Lanzó una mirada temerosa a su alrededor y su rostro enrojeció de vergüenza.
S.- ¿Qué haces? ¿No ves que estorbas nuestras oraciones?
N.- El niño bajó la cabeza y unas lágrimas se deslizaron por sus mejillas.
S.- ¿Dónde está tu madre? ¿No te ha enseñadoa rezar y a participar en la misa?
N.- Con la cabeza baja, el niño respondió.
T.- Perdóname, padre, pero nadie me ha enseñado a rezar. He crecido en la calle, sin padre ni madre. Hoy, como es Navidad, tenía necesidad de conversar con Dios. Pero no sé en que lengua habla él; por eso digo sólo las pocas letras que yo sé. He pensado que él podría tomar esas letras y formar las palabras y frases que le gusten.
N.- el niño se levantó y dijo.
T.- Me voy. No quiero molestar a estas personas que saben cómo hay que hablar a Dios.
S.- El sacerdote le dijo: “Ven conmigo.”
N.- Tomó al niño de la mano y lo condijo hasta el altar. Después, habló así a los fieles.
S.- Esta noche, antes de celebrar la misa, vamos a rezar una plegaria especial. Vamos a dejar a Dios que escriba lo que él desea oír. Cada letra corresponderá a un momento del año en el que logramos hacer una buena acción, luchar con coraje para realizar un sueño o decir una oración sin palabras. Y le pediremos que ponga en orden las letras de nuestra vida. Vamos a pedir en nuestro corazón que esas letras le permitan crear las palabras y las frases que a él le agraden.
N.- Con los ojos cerrados. El cura se puso a recitar el alfabeto. Y, a la vez, toda la iglesia repitió.