La Espina Dorsal (II)
Manly Palmer Hall
Probablemente, antes de ir más adelante, será prudente describir la diferencia que hay entre un médium y un clarividente. Para la mayoría de las personas no hay ninguna diferencia, pero, para el místico, estas dos fases de la vista espiritual, están separadas entre si por los límites de las etapas totales en la evolución humana.
Un clarividente es aquél que ha elevado al cerebro la fuerza espinal serpentina y por su desarrollo ha merecido el derecho de percibir los mundos invisibles con la ayuda del tercer ojo, o glándula pineal. Este órgano de conciencia, que millones de años ha, conectaba al hombre con los mundos invisibles, se cerró durante el período lemúrico, cuando los órganos sensorios, perceptores del mundo objetivo, comenzaron a desarrollarse. Los ocultistas, sin embargo, por el proceso de desarrollo al cual nos hemos referido someramente antes, pueden volver a abrir este ojo y por medio de él explorar los mundos invisibles. El clarividente no nace, se hace. Los médiums no se hacen, nacen. El clarividente puede llegar a serlo sólo después de años, algunas veces, de vidas, de autopreparación; por el otro lado, el médium, sentándose en una habitación a oscuras o por otras prácticas similares, puede obtener ciertos, resultados en muy pocos días.
El médium usa el plexo solar como un espejo, y en sus nervios sensitivos son reflejados cuadros registrados en los éteres invisibles. A través del bazo (que es el portal del cuerpo etérico) el médium permite la entrada, en su constitución espiritual, de inteligencias desencarnadas, dando como resultado el oír voces y otras manifestaciones psíquicas. La escritura automática se consigue permitiendo, al brazo etérico de una inteligencia extraña, el control temporario del brazo físico del médium. Esto no es posible hasta tanto el médium no quita su doble etérico del brazo, pues dos cosas no pueden ocupar el mismo lugar al mismo tiempo. El resultado de la separación periódica de las fuerzas vitales del brazo físico, es muy desastroso, llegando, frecuentemente, hasta la parálisis.
La mediumnidad es antinatural para el hombre, mientras que la clarividencia es el resultado natural del crecimiento y desarrollo de la naturaleza espiritual. Hay cien médiums por un clarividente, porque sólo puede llegarse a ser clarividente por el autodominio y el ejercitamiento de un tremendo poder; mientras que, el más débil, el más enfermo y más nervioso de los individuos, es el que mejor médium resulta. El clarividente desarrolla su mente llenándola de benéficos conocimientos, en tanto que la primera instrucción que se le da al que quiere ser médium, es: "Trate de dejar su mente vacía."
La razón por la cual la mediumnidad, a través del plexo solar, es una retrogradación, puede ser resumida como sigue: Los espíritus-grupo, que controlan el reino animal, desempeñan sus cargos produciendo imágenes en el plexo solar, pues el animal no tiene mente autoconsciente. Su resultado es que, en lugar de pensar con su propio cerebro, piensa con el cerebro del espíritu-grupo, a quien esta unido por invisibles hilos magnéticos. Estos hilos conducen sus impresiones y las fotografías en el sistema nervioso simpático. No teniendo voluntad propia, el animal es incapaz de combatir sus impulsos y, en consecuencia, los obedece implícitamente. El hombre se gobierna a si mismo por medio del sistema cerebro espinal, porque ha desarrollado la individualidad, y el sistema simpático ya no lo gobierna más. Exponiéndose a los impulsos que le llegan por el plexo solar, el médium obstaculiza su propio desarrollo al no permitir que el sistema nervioso cerebro espinal controle su destino.
Al hombre siempre le ha gustado apoyarse en las cosas externas. No le agrada enfrentar cada problema y resolverlo con el cerebro que Dios le ha dado. Por eso, busca el apoyo de los mundos invisibles, pidiéndoles ayuda para realizar la obra que debiera llevar a cabo por su propio esfuerzo.
Miles de personas deben participar de la responsabilidad del médium, porque muchos de ellos siguen ese camino debido a que cientos de personas desean hablar con sus parientes muertos o tener informaciones reservadas sobre los valores de la Bolsa. Aquéllos que alientan cosas que ellos no harían por si mismos, son personalmente responsables por el daño que, por su egoísmo, han permitido que les llegue a otras personas.
La diferencia, por lo tanto, entre la mediumnidad y la clarividencia se halla cerca de la mitad de la columna vertebral. Es la diferencia entre lo negativo y lo positivo; es la diferencia que hay entre la oscuridad de una habitación en donde se realiza, a medianoche, una sesión espiritista y la ceremonia al mediodía en un templo.
Todos los órganos que se encuentran dentro del cuerpo humano tienen su significación religiosa. El corazón, con sus cámaras, es en si un templo erigido sobre la montaña del diafragma. El bazo, con su pequeño cuerpo en forma de sombrilla, concentra los rayos solares y tiene a su cargo el cuerpo etérico. Es este cuerpo etérico, enrollado dentro del bazo, el que inyecta en el sistema circulatorio los corpúsculos blancos de la sangre.
Nosotros sabemos que el cuerpo humano ha servido de inspiración para casi todas las invenciones mecánicas. Las bisagras han sido copiadas del cuerpo humano; lo mismo las perillas y la cuenca o alvéolo que las contienen. Se nos ha dicho que la primera instalación de plomería fue reproducida de los sistemas circulatorios arterial y venoso. Centenares de máquinas e implementos han sido inspirados por los sutiles movimientos del funcionamiento de nuestros propios vehículos, porque el cuerpo humano es la más maravillosa máquina que pueda concebirse y, por eso, la mejor que pueda la mente humana estudiar.
La estrecha relación que existe entre el sistema generativo inferior y el cerebro en la parte superior (porque el cerebro es un sistema generativo positivo) se debe, desde luego, a la médula espinal que los conecta. En un momento determinado, cierto número de pequeñas puertas, que ahora separan el cerebro del sistema generativo, se abren, y el Sushumna se convierte en un abierto túnel y, así, cada impulso es llevado inmediatamente a ambos extremos del cuerpo. Es por esta razón que el candidato hace voto de castidad, ya que la estrecha conexión existente en los discípulos avanzados entre el cerebro y el sistema reproductivo, exige una absoluta conservación de todas las energías vitales. Las amígdalas están conectadas directamente con el sistema generativo; en realidad, ellas son parte de su polo positivo formado por el cerebro. La deplorable costumbre actual de vacunar y de cortar las amígdalas a los niños apenas llegan al mundo, producirá en alguna época una definida degeneración de la raza. La mayoría de las amígdalas se infectan a causa de que el niño, en los primeros años, come demasiados dulces. La moral es no cortar las amígdalas, y suprimir los dulces. La mayor parte de los padres son responsables por la enfermedad de sus hijos. Ya sea por su ignorancia o por indulgencia, ellos permiten que la inconsciencia infantil, que todavía no esta controlada por los vehículos superiores, los destruya antes de que la vida se exprese plenamente. Cuando los niños están enfermos en los primeros años de vida, el médico encontrará, habitualmente, la causa del mal en los padres, y el padre o la madre - no el niño - deberá ser medicamentado por las píldoras que necesite. Si el estómago se mantiene en condiciones adecuadas, las amígdalas se mantendrán también en buenas condiciones. La absoluta economía demostrada por la Naturaleza en la construcción de todas sus estructuras sería prueba suficiente de que el Señor no estuvo perdiendo su tiempo cuando hizo las amígdalas y el apéndice. Él tuvo, aparentemente, su razón para hacerlo, pero estos pobres, inofensivos órganos, se han convertido en una mina de oro para los médicos, quienes los quitan a la más ligera provocación. Se nos dice que la posición vertical asumida por el cuerpo humano, que fuerza el contenido de la región intestinal a viajar, parte del tiempo, cuesta arriba, es la razón de la existencia del apéndice, que se ha perdido en las criaturas de porte horizontal. Cada órgano no sólo tiene su propósito visible sino, también, un invisible propósito espiritual, y puede ser envidiado el individuo que trata de llevar su vida preservando intactos, en todo lo que le sea posible, sus miembros y partes anatómicas originales.
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