Esta pregunta revela un estado mental que es muy corriente entre muchas
personas ya familiarizadas con el hecho de que poseemos cuerpos espirituales, en los que
nos podemos mover en el espacio con la rapidez de la luz, cuerpos que no necesitan
vestidos materiales y que, por lo tanto, no necesitan los cuidados de sus poseedores. Esas
personas están deseando el día en el que puedan volar con esas alas y desprecian este “bajo,
grosero y mortal instrumento”.
Este estado mental es poco afortunado. Deberíamos estar sumamente agradecidos por el
instrumento material que poseemos, porque éste es el más estimable de todos nuestros
vehículos. Si bien es perfectamente cierto que nuestro cuerpo físico es el más inferior de
todos nuestros vehículos, es también igualmente cierto que ese vehículo es el más acabado
de todos nuestros instrumentos, y que, sin él, los otros nos serían de poquísima utilidad
actualmente, porque mientras ese instrumento espléndidamente organizado nos permite
encontrar mil y una condiciones aquí, nuestros vehículos superiores están prácticamente
inorganizados. El cuerpo vital está formado, órgano por órgano, como nuestro cuerpo físico
denso, pero hasta que haya sido ejercitado mediante las prácticas esotéricas no es un
instrumento preparado para funcionar independientemente. El cuerpo de deseos tiene
únicamente cierto número de centros sensoriales que no están en actividad en la gran
mayoría de la humanidad y, en cuanto a la mente, es sólo una nube informe en la mayor
parte de los hombres. Hoy en día deberíamos tratar de espiritualizar nuestro instrumento
físico; y deberíamos comprender que es necesario ejercitar primeramente nuestros
vehículos superiores antes de que puedan sernos de utilidad. Para la gran mayoría se
necesitaría mucho tiempo. Por consiguiente, es mejor que hagamos el deber que tenemos
más a mano, apresurando en esa forma el día en que podremos usar los vehículos
superiores, pues ese día depende de nosotros mismos.