La belleza nos atrae irreflexivamente. Por ejemplo:
Una mujer puede pasarnos casi desapercibida
en nuestro primer encuentro;
pero, si en el segundo va magníficamente maquillada y
sugestivamente vestida,
aunque recordemos la imagen anodina de la primera vez,
nos deslumbrará y hasta puede que nos enamore,
aunque sepamos que la diferencia se debe a algo añadido:
Unos afeites, un peinado, unas telas...
Pero, si la primera vez nos deslumbró, aunque luego carezca de
maquillaje y de peinado y vestimenta adecuada, seguiremos atribuyéndole
toda la belleza que, nos consta, no es suya, sino de los "aditamentos".
¿Por qué?
La admiración, la atracción que lo que nos parece bello nos produce,
no tiene ningún componente racional. Es mero sentimiento.
¿O es un salto en el vacío, el pasar del plano físico al de los
arquetipos y regresar al del deseo,
sin rozar siquiera el plano de la mente?
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