Virginia Satir, terapeuta, dice que la confianza es un arma muy poderosa; en especial la confianza en uno mismo y en que todos los asuntos van a marchar positivamente. Virginia declara que esa confianza en uno, en los demás y en lo bueno de la vida, es puerta hacia la felicidad. Cito: "No tengas verguenza de sentirte feliz. Si sientes amor no lo escondas. Atrévete a ser feliz!"
Al reflexionar sobre lo anterior concluyo que muchas veces se nos enseña a sentirnos mal cuando disfrutamos o nos divertimos; es como si el derecho a ser felices fuera negado. Pienso pues... será todo sufrimiento en este mundo? Qué va! ---me respondo. Nos podemos dar el permiso para ser felices. Sufrir no es obligatorio y si te niegan la felicidad, atrévete tu a ser feliz! Siente la emoción de vivir! Cómo? Obteniendo placer al hacer aquello que te gusta. Eso donde desplegas tu mayor capacidad, que te reta, que consume tu atención. Eso te emociona, te energiza hacia la acción... te hace vivir! Tareas fáciles o rutinarias... aburren; las muy difíciles pueden llegar a desalentar... Pero, no! Involúcrate, supera, comprueba tu capacidad, siente que puedes tener el dominio de un arte, que puedes descubrir, crecer, aprender... sé feliz!
Quizás llenaríamos mejor nuestra necesidad de buenas sensaciones al mirar lo que hacemos (trabajo?) no como obligación sino como reto; y competir, sí, pero con nosotros mismos al animarnos cada día a hacerlo mejor (excelencia). La mente cuando se enfoca funciona con una potencia extraordinaria y se reviste de una deliciosa sensación de creatividad.
Como estado total y final diría que la felicidad aún no ha llegado... pero hay ratos buenos y estos, mezclados con los no tan buenos, provocan el sentirnos felices. Tener un propósito, una razón, un porqué, para qué y para quién nos mueve a actuar, a superarnos y a recibir como premio un rato de felicidad. Max Heindel de vez en cuando bromea, él dice que "cuando la atención se distrae momentáneamente la mente recupera y coge las ideas más rápidamente." Gracias, Max! Aaaaay! Si no fuera por esos ratos de felicidad... y claro por los domingos también!
Amigos... sean bendecidos con la emoción de vivir!
Mitzi