Todas las critauras vivientes tienen un innato sentido de ser, basado en cuerpo y mente, un ser que naturalmente anhela felicidad y desea evitar el sufrimiento. Este instinto natural no conoce límites, e impregna todas las formas de vida en este universo a pesar de las diferencias externas en la apariencia física de esas formas. Es este deseo el que nos hace a todos sumamente estimados y preciosos. Porque este instinto es solo uno, el individuo tiene un derecho natural para trabajar por ese logro de felicidad y de superación del sufrimiento. Como se menciona en el Uttsratantra, uno de los Upanishads, todos los seres poseen el potencial para liberarse a si mismos de las cadenas de sufrimiento y ansiedad. La presencia de este potencial indica fuertemente la presencia del Buddha natural o la semilla de iluminación inherente dentro de todos los seres.
Es vital para la gente con un aprecio de una dimensión profunda de la naturaleza humana no permitirse ser esclavizado por el materialismo. Es posible trabajar por la subsistencia de uno y no desviarse. Irónicamente, aunque la meta fundamental de desarrollo material es el logro de más felicidad y paz,. si uno viviera totalmente ocupado con desarrollo material únicamente y desatendiera las necesidades de la vida espiritual, el cumplimiento de esta meta básica probalemente no se realizaría.
Es muy obvio para nosotros que las experiencias de la mente son mucho más agudas y fuertes que las del cuerpo. Por eso, si la continuidad de la mente permanece incluso después de la muerte, entonces se vuelve más esencial reflexionar sobre nuestro destino. Es importante indagar sobre la base de esta conciencia, si es posible para un individuo lograr un estado permanente de paz y felicidad. Si es así, entonces se vuelve un asunto de gran preocupación personal para nosotros, tomar la iniciativa de hacer los esfuerzos necesarios para llegar a tal estado. Cuando hablamos de conciencia superficialmente, parece como si estuviéramos hablando acerca de una única entidad. Pero si analizamos más profundamente encontramos que hay varios tipos y niveles de conciencia. Ciertos tipos de conciencia son indeseables cuando surgen tormentas en la mente del individuo, pero hay otros cuyo surgimiento se traduce en serenidad y paz. Nuestra tarea es discriminar con destreza entre esas dos categorías de conciencia.