El hombre, en su dominio espiritual, verdaderamente tiene una voluntad libre.... El hombre es en verdad el arquitecto de su propio destino eterno.
El Libro de Urantia, Pág. 1134
Es cierto que nuestra libertad en el plano humano es relativa, porque son muchas las cosas que no han sido elegidas en forma personal, como es el lugar donde nacimos, la educación y los bienes materiales recibidos, que son factores determinantes en nuestro desarrollo, porque no es lo mismo nacer en Africa o en Haití, en donde aunque nos parezca mentira sobreviven con un dólar diario, que en cualquier otro país con menos miseria. Este sólo hecho nos debe hacer pensar porque "no se puede recibir tanto y no dar nada"435
Pero si bien en el plano material, hay muchas cosas que escapan a nuestro control, no resulta lo mismo en el plano espiritual, porque aquí si estamos dotados del libre albedrío para escoger entre el bien y el mal. "Los hombres deben tomar su decisión, porque las fuerzas del mundo espiritual, no obligan al hombre, le permiten tomar el camino de su elección" 1802 pues "el hombre puede acercarse a Dios o abandonarlo repentinamente mientras conserve la facultad de elegir"64 pues ni siquiera "el amor infinito de Dios, podrá imponer la salvación a una criatura que no elija sobrevivir"1638
Además de tener la libertad de escoger entre el bien y el mal, los humanos somos cocreadores con Dios, porque al igual que lo hace un escultor, nosotros debemos tallarnos a nosotros mismos y transformar nuestra arcilla humana, en una obra de arte digna de llamarse hijo de Dios. La libertad espiritual, no se adquiere por un decreto, tampoco se hace con rezos aprendidos, la libertad espiritual se adquiere en la medida que vamos trabajando día a día en nuestra evolución personal en el quehacer diario, porque contrariamente a lo que se suele pensar, nada espiritual se consigue si no es a través de lo material, pues "el hombre crece conscientemente desde lo material hacia lo espiritual, por la fuerza y persistencia de sus propias decisiones"1282
Ser dueños de nuestro destino, implica una tremenda responsabilidad, pues significa que no podemos culpar a nadie de lo que nos ocurre, no podemos atribuir lo que nos pasa a la buena o mala suerte, porque todo lo que nos pasa, no es más que el fruto de lo que hemos sembrado, porque toda Causa tiene su Efecto.
"Seguir atribuyendo a causas sobrenaturales, lo que resulta difícil de entender, no es más que una manera perezosa y conveniente de evitar el trabajo intelectual"951 La evolución espiritual precisa de nuestra mente alerta para comprender el significado de todo lo que nos ocurre, porque nada es por casualidad, sino que es fruto de la causalidad.
Antes de quejarnos, antes de culpar a terceros, veamos que es lo que nosotros no está bien...si queremos buenos frutos, examinemos con cuidado las semillas que estamos plantando...
yolanda silva solano