Jesús hablaba directamente al alma de los hombres. Enseñaba al espíritu del hombre, pero a través de la mente y vivía con los seres humanos.
Libro de Urantia. Pág.1594
Es preciso hablar al alma de las personas y llegar a su espíritu a través de la mente, pero debemos tener cuidado para no quedarnos en sólo la parte intelectual de la enseñanza, porque la erudición de poco o nada sirve en el camino espiritual, recordemos lo que Jesús le dijo al orador del Foro."tu elocuencia es agradeble, tu lógica es admirable, el sonido de tu voz es grato, pero tus enseñanzas no reflejan la verdad. Si pudieras disfrutar la satisfacción inspiradora de conocer que Dios es tu Padre espiritual, tal vez podrías emplear tu capacidad de orador para liberar a tus semejantes del yugo de la ignorancia" 1461
¡Qué tremenda lección y tirón de orejas para quienes deseamos entregar la enseñanza! podemos decir o escribir cosas muy bellas en forma intelectual, pero si nuestra alma está llena de vanidad y orgullo, nuestras palabras serán semillas caídas en el desierto de la indiferencia, no tendrán la fuerza necesaria para llegar al alma de nuestros semejantes...
Cuando nos adueñamos de la enseñanza como si fuese mérito nuestro, estamos muy mal porque estamos dejando que sea nuestro ego y no nuestro espíritu quien la entregue con humildad y desde el fondo del alma, como lo hacía Jesús que les hablaba a las multitudes en forma sencilla, de manera que ellos pudiesen entender su mensaje según sus capacidades, porque "hasta la expresión de un pensamiento bueno, debe ser modulado de acuerdo al estado intelectual del oyente, porque la sinceridad siempre cumple mejor funsión en el trabajo del reino, si está unida a la discresión"1961
"Jesús no cometió el error de enseñarles más, ni precipitó su confusión presentándoles una verdad que rebasara su capacidad de comprensión"1535 pues "el concepto espiritual, no puede ser forzado en forma mecánica dentro del molde de la memoria material" 556 Lo mismo deberíamos hacer nosotros, entregar la enseñanza no para lucirnos, ni para que nuestro ego crezca al dar a conocer lo que los otros desconocen, sino ser verdaderamente instrumentos dóciles en las manos del Espíritu que es quien en verdad, nos da todo lo bueno que hay en nosotros.
El Maestro llegaba a la gente porque era uno más de ellos, nunca pidió un trato especial y no tenía ningún inconveniente en comer con fariseos y publicanos, ni tampoco que una mujer adúltera buscara su perdón, o entablar una conversación con una samaritana y pedirle que le diera de beber ...él no hacía diferencia entre los hombres y las mujeres, tampoco le importaba la raza ni la religión, porque su mensaje era y es universal. Cuando los seres humanos seamos capaces de imitar al Maestro ¡nuestro planeta será de Luz y Vida!
yolanda silva solano