Si fracasas, ¿te levantarás para probar de nuevo?
Si triunfas, ¿mantendrás una actitud bien equilibrada, una actitud estabilizada y espiritualizada...
El Libro de Urantia
La cita de hoy, una vez más nos ayuda a calibrar el grado de espiritualidad que hay en nosotros, porque nos pone en los dos extremos de una misma recta, el éxito y el fracaso...ambos no se nos dan por casualidad y de ambos debemos aprender a sacar conclusiones que vayan más allá de lo mediático, para que al saber sacarles el verdadero significado, se transformen en experiencias de vida que nos sirvan para después de la muerte.
El fracaso es la gran prueba para nuestro ego que suele creerse imbatible, nuestro orgullo es quien sale más lastimado cuando se ve enfrentado tanto al fracaso espiritual como al material y nos cuesta perdonarnos a nosotros mismos, nos duele no ser capaces de ser mejores de lo que esperábamos.
Sin embargo, "los individuos conocedores de Dios, no se desalientan por la desgracia, ni se deprimen por las desilusiones y los fracasos. Los candidatos para la vida eterna, practican una técnica vigorizante y constructiva para enfrentar todas las vicisitudes y todos los agobios de la vida mortal" 1740 porque saben que "las dficultades pueden desafiar la mediocridad y derrotar al temeroso, pero sirven de estímulo para los verdaderos hijos de Dios"556
El fracaso es una prueba necesaria si queremos alcanzar la perfección, porque sin él nos volveríamos insoportablemente orgullosos, porque al entrentarse al fracaso y adaptarse a la derrota es donde se demuestra si nuestra espiritualidad es verdadera. "La carrera del hombre que busca a Dios, puede ser triunfal a la luz de la eternidad, aunque toda su vida temporal parezca un rotundo fracaso, siempre y cuando cada uno de sus fracasos haya producido sabiduría para su espíritu" 1780
El éxito también se puede ver afectado en su verdadero significado si dejamos que nuestro ego se pavonee por haberlo alcanzado y se olvide que sin la ayuda divina difícilmente lo hubiese alcanzado. El éxito es peligroso porque nubla nuestra visión de la realidad y es engañoso porque es muy fácil de creer y aceptar como algo propio y al aferrarnos a él, casi sin darnos cuenta, comenzamos a perderlo.
Debemos saber aprovechar el éxito como una experiencia que podemos volver a repetir pero con humildad, porque "el éxito puede generar valor y promover confianza, pero la sabiduría, solo proviene del ajuste al resultado de los propios fracasos. Los hombres que prefieren las ilusiones optimistas a la realidad, jamás podrán ser sabios pues sólo los que se enfrentan a los hechos y los adaptan a los ideales pueden llegar a la sabiduría" 1779
yolanda silva solano