Paul Brunton "Perspectivas"
Lo que raras veces ven es que la iluminación espiritual y, el error "psíquico" pueden existir -y existen- en la misma mente al mismo tiempo.
Es verdad que analizar con desapego científico estas experiencias, visiones y, mensajes, que son muy íntimos y preciosos, -si se lo hiciese imprudentemente, podría destruir su valor o impedir su recurrencia; pero ésto es precísamente lo que tiene que hacer, -si ha de protegerse contra las ilusiones.
Si puede controlar cualquiera de estas manifestaciones "psiquicas" en el mismo instante en que comienzan, ése es el mejor tiempo para impedir que surjan por completo, pues entonces es cuando son más débiles. Ése es el tiempo adecuado para cortarlas en flor.
Si las voces que uno oye son audibles del mismo modo, que uno oye las voces de las personas a través de los sonidos, éso es meramente "psíquico" e indeseable. Sin embargo, si existe una impresión mental fortísima y, también clarísima, entonces se trata del fenómeno místico, conocido como la "Palabra Interior", que está en un plano verdaderamente espiritual y, por lo tanto, es deseable.
Estas experiencias las deberá comprobar -no sólo mediante sus evidencias internas, - sino también mediante sus resultados externos. ¿Lo tornan más humilde o más orgulloso? ¿Mejoran el equilibrio de sus facultades o, lo perturban?
¡Cuán sencillo es el sendero mismo, cuán complejo es el seudo-sendero, que el ocultismo y, el ascetismo exagerado ofrecen. "Todo lo que Dios les pide", dice Thomas Merton, "es que estén calmos y se mantengan en paz, atentos al trabajo secreto, que Él está comenzando en sus almas".
Hay catorce señales de mediumnidad. El médium sufre: 1- pérdida de la memoria; 2- incapacidad para atender una conversación; 3- introversión mental frecuente; 4- fuerza decreciente de concentración, estudio, pensamiento, análisis y, trabajo intelectual prolongados; 5- aumento de lo emocional; 6- debilitamiento de la fuerza de voluntad; 7- mayor sensibilidad ante bagatelas, con irritabilidad nerviosa y, tonta vanidad, como resultado de ello; 8- mayor recelo respecto a los demás, que lo rodean; 9- es más egocéntrico y egotista; 10- frecuente mirada vidriosa; 11- aumento de la pasión sexual; 12- aparición de histeria o, mal humor incontrolable, donde antes ésto estuvo ausente; 13- desaparición del valor moral y, 14- en ocasiones, sensación de que una entidad invisible toma posesión de él.
Sólo después, que el místico sintió los deseos humanos y, conoció las alegrías humanas, se alzó contra las limitaciones intelectuales y, sufrió los desengaños del mundo, él podrá hacer su evaluación. Si no tuvo suficiente experiencia de la vida corriente, tal vez no pueda evaluar adecuadamente los valores indicados, por las intuiciones místicas, ni comprender apropiadamente el significado de sus mismas experiencias místicas. Por ello, lo que obtenga de ambas cosas depende -en alguna medida, de lo que él contribuya, para con ellas. Si su contribución es demasiado escasa o, demasiado desproporcionada, entonces su yo superior le inducirá poco a poco, a procurar desarrollarse por los carriles de la deficiencia. Y para obligarlo a desviarse,
cuando él no logra responder a la guía interior, proyectará sobre él durante un tiempo, la terrible lobreguez de la noche oscura.
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