El barco de la sociedad ha zarpado de las bahías protegidas de la tradición establecida, navegando en los mares del destino evolucionario y el alma del hombre como nunca antes en la historia del mundo necesita estudiar cuidadosamente sus mapas de moralidad y observar con gran cuidado la brújula de la guía religiosa.
Libro de Urantia. Pág.1086
En unas cuantas décadas el mundo ha cambiado con una rapidez más vertiginosa que en toda su historia. los cambios esencialmente de las nuevas tecnologías y la facilidad de las comunicaciones, ha destruído miles y miles de barreras que alejaban al ser humano de sus propios congéneres. Hoy lo queramos o no, es imposible nos sentirnos más hermanos y con intereses de todo tipo, cada vez más comunes.
Europa con dificultades y deficiencias ha logrado mantener un Gobierno Unitario y una moneda común, ojalá América Latina algún día también realice algo similar, pero lo que es cierto es que ante todos estos cambios radicales y cambios de paradigmas, la religión enmarcada en la tradición, los dogmas y los rituales debe cambiar y convertirse en lo que realmente predicó Jesús, que nos entregó la religión del espíritu, la cual es "una forma de vida y una técnica de pensamiento" 1013
Los "no harás" usados por siglos por las religiones no han dado el resultado esperado, ahora se necesita que los creyentes no actúen por coerción ni por temor al castigo, sino que actúen por convicción y por amor a ese Dios que está en el cielo, pero también en la mente y en el alma de cada uno de nosotros y que esa presencia debe manifestarse en nuestros actos comunes, en el trabajo, en el hogar, en donde quiera que estemos.
Nuestra brújula religiosa deben ser nuestros actos y la alegría y el optimismo que pongamos en nuestra vida cotidiana, porque el mundo actual no quiere más quejas, el mensaje de Jesús, su Buena Nueva es "una manera significativa de vivir en forma dinámica y frente a frente con las realidades comunes de la vida diaria"1107, porque la religión debe actuar como la sal cósmica que le de el verdadero sentido a esta nueva sociedad.
yolanda silva solano