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«Si sois los hijos de esta fe viviente, ya no sois los esclavos del yo, sino más bien los dueños triunfantes de vosotros mismos, los hijos liberados de Dios.»
Jesús, El Libro de Urantia |
Para dejar de ser esclavos del yo como nos lo pide Jesús, primero tenemos que conocer a ese yo psicológico que tiene mil facetas y máscaras y que usa en forma indeterminada dependiendo de la ocasión. Estos múltiples yoes, el sabio, el ignorante el bueno, el malo, el alegre el triste...forman parte de nuestra personalidad, pero nosotros no somos eso, porque sobre todos esos yoes está ese Yo Superior que nos rige, cuando permitimos que en medio de todas las facetas de nuestra personalidad humana, aflore lo verdadero que es el espíritu divino que en nosotros mora.
Esos multiples yoes forman lo que la psicología llama ego, y es un mecanismo de defensa con el cual nos enfrentamos ante el medio ambiente que nos rodea, está en nosotros pero no nos pertenece, es ajeno a nuestra naturaleza humana desde el punto de vista espiritual, porque la naturaleza real a la cual como hijos de Dios debemos aspirar es divina, pero la gran paradoja es que sin esta parte humana y falible, no nos es posible evolucionar porque el "hombre crece conscientemente de lo material a lo espiritual, por la energía, poder y persistencia de sus propias decisiones" 1282
Por tanto al ego no hay que destruirlo sino que con el trabajo de "conócete a ti mismo" lo debemos identificar para luego transformarlo en nuestro aliado. Un caballo puede ser muy indomable, pero si encuentra un buen jinete que lo sepa montar y le demuestre quien es el que manda, pronto se doblega y se convierte en un amigo fiel y útil.
Lo mismo debemos hacer nosotros con nuestras máscaras y defectos, reconocerlos para luego poder transmutarlos, es un trabajo lento que requiere constancia y una conciencia alerta y con muchos deseos de evolucionar, porque "la perfección en nosotros siempre será más una meta que un logro."1458
yolanda silva solano