Bajo el título general de gnomos, hallamos a esos seres conocidos con el nombre de
trasgos, duendes, diablillos, duendecillos de los bosques, enanitos, hombrecillos de las
peñas, y muchos otros nombres similares. Los gnomos son los más densos de todos los
Espíritus de Naturaleza, y por consiguiente están más sometidos que los otros espíritus a las
leyes de mortalidad. Viven en el elemento tierra, y se dice que trabajan en las rocas y, hasta
cierto punto, en los árboles y flores. Algunos tipos de gnomos habitan en los viejos castillos
en ruinas. Esta es una de las razones por la que los viejos edificios están cubiertos de hiedra
y enredaderas, porque los gnomos aman difundir las bellezas de la Naturaleza. Algunos
gnomos alcanzan un gran tamaño; otros tienen el poder de cambiar su tamaño a voluntad.
La mayoría, sin embargo, se asemeja en estatura a los enanos, con el cuerpo más bien
rollizo, la cabeza grande y anadean al andar, con vestiduras que crecen como parte
integrante de ellos. Según Paracelso, se casan y crían hijos, y viven en un extraño mundo
que los pueblos del Norte llaman Elfheim. Se dice que vienen de la tierra y que son capaces
de penetrar hasta su mismo centro. También viven en cavernas y modelan las estalactitas y
estalagmitas, y otros trabajan el coral y el nácar en el fondo del mar. Estos hombrecillos son
vistos a menudo por los niños, los que pierden la clarividencia más o menos a los siete años
de edad. A veces se los ve en los bosques atesorando provisiones para el invierno. Son
hombrecillos muy industriosos y tienen a su cargo el modelado y formación de la tierra.
Bajo la dirección de los gnomos más sabios, se ocupan de todos los sólidos, huesos y otros
tejidos del cuerpo humano, obrando en ellos y componiéndolos. Ningún hueso roto podría
soldarse si no fuera por la ayuda de los gnomos.
El rey de los gnomos se llama Gob, término del que deriva la palabra inglesa goblin