por Pedro S. Tavacca
Este es un tema de muy alta significación humana por lo cual ha de ser abordado
con mucha seriedad. El hombre está íntimamente ligado a la Tierra, que es un
Ser de alta magnificencia sobre el que vivimos a pesar de que por nuestra
manera de comportarnos, no la reconocemos como nuestra Madre tal como
realmente deberíamos hacerlo. Tampoco evaluamos en su justa medida nuestra
íntima relación, primordialmente con el Sol, del cual surge la energía que nos
mantiene vivos, como así también a los planetas que le rodean, cuyas
vibraciones, por supuesto, también se hacen sentir sobre la vida terrestre.
Los movimientos de la Tierra son los que regulan la vida de los que moramos
sobre ella y así el de rotación sobre si misma da lugar a los días y las noches
que señalan nuestras horas de trabajo y de descanso. El movimiento que
efectúa trasladándose alrededor del Sol, determina las épocas de cosecha de
todo lo que se cultiva sobre ella y las modalidades que imprimimos a nuestras
periódicas actividades anuales. Tiene lugar un tercer movimiento, que por
supuesto escapa al conocimiento de la inmensa mayoría, pero que está
íntimamente ligado con la humanidad en su más amplio significado, o sea
con relación a las mutaciones de sus fundamentales tendencias psicológicas,
sus aptitudes, costumbres y en general a todo lo que hace a su más profunda
significación de vida. Este tercer movimiento consiste en que la Tierra, al girar
en el espacio, va efectuando un cabeceo como un trompo que va
disminuyendo en su velocidad.
El movimiento vibratorio de sus polos, produce la variación de la posición del
planeta brindando la posibilidad de vincularse sucesivamente con cada uno
de los doce Signos del Zodíaco, coincidentes –en cierta medida no exactamente-
con las constelaciones del mismo nombre, de cada una de las cuales recibe
particulares vibraciones. Es oportuno agregar que la relación entre la Tierra
y cada Signo del Zodíaco dura aproximadamente 2156 años, totalizando el
recorrido a través de los doce Signos, también aproximadamente, 25868 años,
el cual se lleva a cabo siguiendo el orden inverso, al unánimemente aceptado
desde Aries a Piscis, según datos enunciados por el rosacruz Max Heindel en
“Astrología científica simplificada”.
Merced al último movimiento descripto del cabeceo de la Tierra, han tenido lugar
distintas eras de las cuales se pueden enunciar las últimas con sus hechos más
salientes. En la Era de Tauro, hace aproximadamente 4000 años antes de Cristo,
se observaba la proliferación de los toros divinos y el principal era el Buey
Apis, dios del antiguo Egipto.
En la Era de Aries que le sucedió, Moisés dio una nueva religión a los Hebreos
y tomó el símbolo del cordero. Recordemos que el carnero, simboliza al
símbolo astrológico de Aries. Aproximadamente 2000 años después, surge la
Era de Piscis, en la cual ocurre la presencia de Jesús. En los ritos cristianos
aparece el símbolo de este signo astrológico, representado por dos peces
entrecruzados. En esta Era que ya está dejando de tener vigencia, prevaleció
el misticismo y la religiosidad, con acatamiento sin discusiones de la autoridad.
Por ser Piscis un signo de agua el hombre conquistó los mares y los océanos
invirtiendo fortunas para equipar sus flotas de superficie y submarinas.
En la Era de Acuario, por ser signo de aire, el hombre conquistará el espacio.
En 1903 los hermanos Wright efectuaron el primer vuelo con un avión a motor
y a partir de ahí, progresivamente, tomó vigencia la era espacial.
Los regentes del Signo de Acuario son Urano y Saturno. Las energías del
primero brindarán la posibilidad de despertar la creatividad, la intuición, la
pérdida del temor y el despertar del arrojo y el coraje. Así también favorecerá
la desestabilización de todo lo cristalizado debido a la repetición reiterada de
creencias alejadas de la realidad, tanto en lo que respecta a las instituciones
como a las posiciones personales. Este planeta está también relacionado con
la emisión de las ondas radiales lo cual repercutirá en la difusión de la
cultura en todos sus aspectos.
En lo que respecta a la influencia de Saturno, vinculado con lo estático y
duradero el quehacer humano estará mejor vinculado con lo práctico y
concreto, lo cual aleja de lo imaginativo e ilusorio. Por supuesto que las
tendencias o influencias que operan sobre la raza humana se canalizan de
acuerdo a las condiciones y tendencias personales del que las recibe, ya
sea hacia el lado positivo o el negativo, constructivo o destructivo. Al
igual que la energía atómica que puede usarse para el bien o para el mal.
De ahí que el imperativo para la Era de Acuario será dedicar a la educación
la fundamental importancia que merece. Por imperio de las circunstancias
expuestas deberá favorecerse no sólo la generación de técnicos sino
simultáneamente de seres inteligentes y sensibles, lo cual los capacitará
para entrar en una correcta relación con las personas, las cosas y las ideas,
con la totalidad de la vida. Sólo el respeto y el amor al prójimo podrán
salvarnos de los riesgos del advenimiento de la Era que se aproxima,
de la cual podrá cada uno obtener promisorios beneficios en la medida
que obre con equilibrio e inteligencia.