¿CÓMO ESTÁN VESTIDOS LOS MUERTOS?
PREGUNTA:
¿Cómo aparecen los llamados muertos en su ropaje externo? ¿Cómo están vestidos? ¿Sus
pensamientos moldean la materia sutil en trajes u otra cosa que deseen? Uno juzgaría que es
así, por lo que se informa en el Concepto Rosacruz del Cosmos, sobre el Mundo del Deseo.
¿Toma el cuerpo de deseos la forma del cuerpo denso inmediatamente que el cordón plateado
se rompe?
Respuesta: Es posible, para los así llamados muertos, formar con sus pensamientos cualquier
material para vestir que deseen. Generalmente piensan de sí mismos que están vestidos con el
traje tradicional del país en el que vivieron antes del deceso, y por lo tanto, aparecen vestidos,
así, sin esfuerzo particular alguna de pensamiento. Pero cuando desean obtener algo nuevo,
alguna prenda no común para vestir, naturalmente que tienen que usar su poder de voluntad
para crearla y tendrá tanta duración como piense la persona estar vestida con ella.
Pero esta ductilidad de la sustancia de deseos para ser moldeada por el poder del pensamiento,
también es utilizada en abandona este mundo como consecuencia de algún accidente, piensa
de sí, estar desfigurada en cierto modo, quizá con una otras direcciones. Hablando en general,
cuando una persona pierna menos, o con un agujero en la cabeza. Esto no le causa
inconveniente alguno, puede moverse por donde quiera, fácilmente, ya sea que tenga o no
brazos o piernas; pero demuestra la tendencia del pensamiento para dar forma al cuerpo de
deseos. En el comienzo de la guerra, cuando gran número de soldados pasaron al Mundo del
Deseo con lesiones de la más horrible naturaleza, los Hermanos Mayores y sus discípulos
enseñaron a estos hombres que por sólo mantener el pensamiento en el sentido de estar sanos
corporalmente se curarían en seguida de las heridas que los desfiguraban. Esto lo hicieron
inmediatamente. Ahora todos los recién llegados, cuando les es posible comprender estos
asuntos allí, son curados inmediatamente de sus lesiones o amputaciones, y al verlos nadie
podría pensar que han fallecido como consecuencia de algún accidente. El resultado es que
este proceder se ha generalizado tanto, que mucha gente que ha muerto desde entonces se ha
beneficiado con el conocimiento de esta propiedad de la materia de deseos y la ha moldeado
con el pensamiento en los casos en los que ha querido cambiar su apariencia corporal. Algunas
veces aquellos que son muy corpulentos desean ser más delgados o aquellos que son muy
delgados desean aparecer como si tuvieran más carnes. Sin embargo, este cambio o
transformación no es un éxito permanente debido al arquetipo. El excedente de carnes puesto
en una persona delgada, o la cantidad que ha sido quitada a otra corpulenta, no son
permanentes, pues después de algún tiempo, estas personas gradualmente vuelven a su condición
original y entonces tienen que renovar el proceso si no quieren mantenerse así. Sucede lo
mismo cuando las personas intentan moldear sus facciones y cambiarlas por una apariencia
que más les agrade. No obstante, los cambios que afectan las facciones son menos
permanentes porque la expresión facial, allí como aquí, es una indicación de la naturaleza del
alma; por consiguiente, todo lo que es fingido es rápidamente dispersado por el habitual
pensamiento de la persona.
Con respecto a la segunda parte de la pregunta, podemos decir que durante la vida física el
cuerpo de deseos tiene mas o menos la forma de una nube ovoide que circunda el cuerpo
denso. Pero tan pronto como la persona obtiene conciencia en el Mundo del Deseo, y
comienza a pensar de sí misma que tiene la forma del cuerpo denso, entonces el cuerpo de
deseos comienza a asumir esa forma. Esta transformación es facilitada por el hecho de que el
cuerpo del alma, compuesto de los dos éteres superiores, el éter luminoso y el éter reflector,
todavía permanece con el hombre, el Ego. Para hacerlo más claro y presentar una útil
comparación, recordemos que en el tiempo en que el Ego está viniendo a renacer, los dos
éteres inferiores son moldeados en una matriz hecha por los Señores del Destino -los Ángeles
Archiveros y sus agentes-. Estos éteres vibran con los átomos-simientes en el corazón y en el
plexo Solar. La matriz así moldeada es colocada en el útero de la madre en donde las
partículas físicas son encajadas de tal modo que gradualmente forman el cuerpo del niño que
entonces nace. En este período, el niño no tiene cuerpo del alma. Cualquier cosa que pueda
existir de esos dos éteres superiores no es asimilado sino hasta más tarde en la vida, y es
formado por las acciones que son buenas y verdaderas. Cuando el cuerpo del alma ha
alcanzado cierta densidad, es posible a la persona funcionar en él como un Auxiliar Invisible,
y durante sus vuelos anímicos, el cuerpo de deseos se amolda sin esfuerzo en esta preparada
matriz. Cuando la persona retorna a su cuerpo físico, el esfuerzo de voluntad por medio del
cual entra en él, disuelve automáticamente la íntima conexión entre el cuerpo del alma y el
cuerpo de deseos. Más tarde, cuando la vida en el mundo físico ha terminado, y desechados
los dos éteres inferiores juntos con el cuerpo denso, el luminoso cuerpo del alma, o "traje
dorado de bodas" aún permanece con los vehículos superiores, y dentro de esta matriz se
moldea el cuerpo de deseos en su nacimiento en el Mundo Invisible. Así como el cuerpo del
niño fue formado de conformidad con la matriz de los éteres inferiores antes de nacer
físicamente, similarmente el nacimiento en el Mundo Invisible, qué sigue a la muerte en la
región física es asistido por una impregnación con materia de deseos de la matriz formada de
los éteres superiores, para formar el vehículo que será usado en ese mundo.
Pero los llamados muertos no son los únicos que tienen el poder para moldear así la materia de
deseos en la forma que quieran. Este poder lo comparten los otros habitantes del Mundo del
Deseo, ya que hasta los elementales, muy frecuentemente usan esta facultad de transformación
para asustar o engañar al recién llegado, como muchos neófitos lo han comprobado, para su
consternación, cuando por primera vez entran en esa región. Pues estos pequeños diablillos
son rápidos para conocer cuando una persona es extraña y no familiarizada con la naturaleza
de las cosas de allí, y parece que sienten un deleite especial en fastidiar a los recién llegados,
transformándose en los más grotescos y terroríficos monstruos. Entonces pueden fingir los
más atroces ataques en contra del neófito y parece que les proporciona el más agudo deleite si
les es posible acorralarlo en un rincón y hacerlo crisparse de miedo mientras permanecen
rechinando los dientes como si fueran a devorarlos. Pero en el momento en el que el neófito
aprende que en realidad no existe nada que pueda dañarlo, que en sus vehículos sutiles es
inmune contra todo peligro de ser destrozado o devorado, y que reírse tranquilamente de estas
inofensivas criaturas y un firme mandato de retirarse, es todo lo que se necesita para que
vuelvan su atención a otra parte, pronto lo abandonan. De esta manera aprende a forzarlos a
hacer su voluntad, pues en ese mundo todas las criaturas que no están individualizadas son
compelidas a obedecer los mandatos de las inteligencias superiores, y el hombre está entre
éstas.
De esta manera el hombre puede tomar un elemental y hacer que asuma la forma que desee y
utilizarlo para cumplir sus mandatos. Los seres así creados con su vida y poder de voluntad, a
quiénes a dado cierta misión que llenar, obedecerán fielmente sus órdenes y de acuerdo con la
intensidad que él ponga en esa obra, la cosa durará más o menos tiempo. En esta forma
muchos de los llamados espectros han sido creados y se les ha dado una misión que dura por
siglos aún después que la persona quién originalmente dio comienzo al hechizo, haya pasado
al Mundo Celeste. Este es probablemente el origen de la "dama blanca" que advierte a los
Hohenzollerns de la inminente muerte. Ella, y otras aspiraciones semejantes que han dado
lugar a tanta especulación, han sido creados por la superlativa intensidad del deseo de un ser
humano, lanzado al Mundo del Deseo, bajo particulares circunstancias de dolorosa angustia,
lo cual forjó el requerido encanto mágico, sin saberlo su propio creador.