PREGUNTA:
Si un individuo ha obtenido un grado superior de visión espiritual en esta vida, y luego muere,
para renacer en un siguiente período, ¿podrá recordar quién fue, y retener el poder espiritual
como en la vida anterior, o tendrá que cultivar de nuevo esta facultad?
Respuesta: Cuando se ha cultivado la visión espiritual conscientemente en una vida, dicha
facultad persiste, hasta donde sabemos, como un poder del Espíritu en todas las vidas futuras,
mejorando en alcance y poder en cada existencia, bajo condiciones normales. Pero hay un
caso, conocido del autor, en el que una persona ha poseído en una vida la visión espiritual
junto con la facultad de abandonar el cuerpo y recordar lo sucedido en sus vuelos anímicos
fuera del mismo, y en la siguiente existencia inutilizó el ejercicio de estas facultades por el uso
de bebidas, drogas y cigarros, lo cual de tal modo enturbió su cerebro que fue imposible para
el Espíritu imprimir en él la memoria de lo que sucedía cuando se encontraba libre del cuerpo.
Fuera de su cuerpo todavía puede vagar por cualquier parte del mundo que desee visitar, y
toma el lugar que le corresponde en su Orden entre los otros Iniciados, pero en el cuerpo se
encuentra estorbado por su pobre, enfermo y maltratado cerebro. No debiera parecer extraño
que esto sea así, pues es únicamente el mismo principio que permite al hombre disfrutar de la
visión espiritual sin importar el hecho de que sea físicamente ciego. Aparte de la carencia y la
pérdida que tal hombre siente, existe por supuesto el aspecto moral, y el autor duda acerca de
si el próximo cuerpo de esta persona tendrá un adecuado cerebro para traer los recuerdos del
mundo invisible al mundo visible. Es nuestra creencia que probablemente tenga que vivir
algunas vidas de rectitud antes de que le sea posible construir otro cerebro sensitivo que sea
capaz de transmisión espiritual.
En cuanto a la memoria de las vidas pasadas, no es necesario esperar una existencia futura
para el desarrollo de esa facultad, cuando ha sido cultivada la visión espiritual con el auxilio
de verdaderos Maestros tales como los Hermanos Mayores de la Orden Rosacruz. Porque a los
neófitos se les enseña desde el principio a leer en la Memoria de la Naturaleza a fin de conocer
y diferenciar entre la verdad y la ilusión, primero en el registro conservado en el cuarto
éter o éter reflector, lo cual requiere sólo una ligera extensión de la visión física. Después, por
grados, si "viven la vida”, y son diligentes, se eleva la extensión de la vista espiritual hasta los
archivos que se encuentran en la región arquetípica.
Esto generalmente se les concede en el
lapso de pocos años, y entonces allí pueden fácilmente investigar su propio pasado. Sin
embargo, no creemos que eso se haga en general, pues ninguno penetra tan profundamente en
el trabajo sin dejar de absorberse tanto en el sistema de servicio a los demás, que carece de
tiempo para dedicarse a sus propias inclinaciones egoístas.