La mente siempre funciona de manera negativa. La función de la mente es precisamente negar, decir no.
Sólo obsérvate y mira cuántas veces dices “no” durante el día y reduce esa cantidad. Mírate y observa cuántas veces dices “si” e incrementa esa cantidad.
Poco a poco irás viendo un pequeño cambio en la cantidad de “si” y “no”, y tu personalidad estará cambiando desde la base. Observa cuántas veces dices “no” cuando “si” podría haber sido más fácil, cuando en realidad no había necesidad de decir “no”…
¿Cuántas veces podrías haber dicho “si” pero dijiste “no” o te quedaste callado?
Siempre que dices “si” eso va contra tu ego. El ego no puede comer “si”, se alimenta de “no”. Di “¡no!, ¡no!, ¡no! Y surgirá un gran ego dentro de ti.
Simplemente ve a la estación de tren: puedes estar solo frente a la ventanilla para comprar un boleto, pero el empleado empezará a hacer algo, no te hará caso. Está tratando de decir “no”: te hará esperar, simulará que está muy ocupado, revisará su registro y te obligará a esperar. Eso da una sensación de poder, de que él no es un empleado ordinario: puede hacer esperar a cualquiera.
La primera cosa que te viene a la mente es “no”. “Sí” es casi difícil. Sólo dices “si” cuando te sientes totalmente desamparado y tienes que decirlo. ¡Sólo obsérvalo! Conviértete en alguien que dice “si”; deja de decir “no”; pues es del veneno del “no” de lo que se alimenta el ego, de lo que se nutre.
Sólo obsérvate y mira cuántas veces dices “no” durante el día y reduce esa cantidad. Mírate y observa cuántas veces dices “si” e incrementa esa cantidad.
Poco a poco irás viendo un pequeño cambio en la cantidad de “si” y “no”, y tu personalidad estará cambiando desde la base. Observa cuántas veces dices “no” cuando “si” podría haber sido más fácil, cuando en realidad no había necesidad de decir “no”…
¿Cuántas veces podrías haber dicho “si” pero dijiste “no” o te quedaste callado?
Siempre que dices “si” eso va contra tu ego. El ego no puede comer “si”, se alimenta de “no”. Di “¡no!, ¡no!, ¡no! Y surgirá un gran ego dentro de ti.
Simplemente ve a la estación de tren: puedes estar solo frente a la ventanilla para comprar un boleto, pero el empleado empezará a hacer algo, no te hará caso. Está tratando de decir “no”: te hará esperar, simulará que está muy ocupado, revisará su registro y te obligará a esperar. Eso da una sensación de poder, de que él no es un empleado ordinario: puede hacer esperar a cualquiera.
La primera cosa que te viene a la mente es “no”. “Sí” es casi difícil. Sólo dices “si” cuando te sientes totalmente desamparado y tienes que decirlo. ¡Sólo obsérvalo! Conviértete en alguien que dice “si”; deja de decir “no”; pues es del veneno del “no” de lo que se alimenta el ego, de lo que se nutre.