Se comenta mucho sobre el nuevo paradigma, de que en este nuevo milenio, Dios o como muchos le quieran llamar, ha programado un plan de cambios trascendentales en la humanidad terrestre, que se realizara contactos del tercer tipo con entidades extraterrestres que vendrán a darle un nuevo giro de conocimientos, de acontecimientos, de avances tecnológicos y de evolución a este mundo material llamado tierra.
En este milenio como por arte de magia, hay una fiebre de ascendidos, elegidos, iniciados, maestros iluminados que proclaman a todo los vientos, el poder que viene de las estrellas, de otros mundos y galaxias, siendo estos escogidos iluminados de la nueva era, para ser portavoces, mediadores de estas entidades galácticas con nombres exóticos y conocidos del presente y del pasado. Portando como material de convencimiento, libros considerados sagrados en materia de fe, como la biblia, el Corán, Bagavad Gita, otros, y otros apócrifos donde se acuñan enseñanzas rebuscadas aceptadas como verdades al pié de la letra.
Como dijo Santo Tomás “Ver para creer”, debemos poner a prueba el discernimiento la reflexión, la contemplación, la meditación, y la observación, para pasar por el tamiz de la razón y la lógica en el laboratorio de de nuestro interior, buscando la verdad que no se contradice, y seamos nosotros mismos los amos, señores y maestros de nuestra propia evolución, observando los planes de lo Absoluto, o Dios como quieran llamarle, que ha grabado en las diferentes dimensiones peri espirituales, envolturas que mantienen a la chispa divina sumergida en lo desconocido, chispa que irradia un débil reflejo de su gran poder y sabiduría, como imagen y semejanza de lo Absoluto o Dios, al ego-mente, la personalidad terrestre.
Si hablamos de extraterrestres, toda la humanidad es extraterrestre por el espíritu divino que anima al ego-mente y a toda la envoltura material. La verdadera evolución es descubrir al interior de nosotros mismos, los orígenes de la emanación transitoria e ilusoria de la tercera dimensión de las formas, dejándonos absorber para perder la consciencia del yo soy a través de la meditación, contemplación, reflexión y descernimiento, y observar la plenitud de nuestra divinidad una, y el juego de las múltiples e infinitas manifestaciones de lo Absoluto o Dios.
El ego-mente, tiene la astucia y la capacidad de doblegar a la consciencia humana, porque no quiere despersonalizarse, satisfecho de los placeres, descubrimientos científicos, tecnología, confort y otros terrenales, que si bien son naturales, son caramelos que los distraen del verdadero camino hacia la verdad que no se contradice, sin forma ni nombre, Absoluta, o Divina. También el ego-mente crea paradigmas, fetiches, símbolos, esquemas, creencias, religiones, sistemas, métodos, la tesis y la antítesis para atrapar en elucubraciones filosóficas a los ávidos de saber y conocer en la periferia de su consciencia humana, en el núcleo de un mundo mental ilusorio, transitorio y holográfico de su misma creación: (La serpiente que se muerde la cola).
Hno. Rodolfo